Suelto el
bolígrafo encima de la mesa y respiro aire.
El examen ha
salido tal y como esperaba.
Miro
alrededor de mi clase mientras todos escriben, y me quedo mirando en un punto
fijo; Más que en un punto fijo, me quedo mirándole a él.
Sus manos
rodean elegantemente el bolígrafo que se desplaza a toda prisa por el folio,
describiendo la lección de biología que ayer por la tarde debió estudiar.
Su cabeza
está a apenas centímetros del folio, y, por un instante, se me pasa por la
cabeza la idea de estar celosa incluso del folio.
¡¿Celos?!
Pero, ¿En qué diablos pienso?
Pensaba que
los celos solo los tenían las parejas, los matrimonios o los hermanos, pero los
amigos no.
Sin embargo,
en mi mente aparece la imagen de Lilly coqueteando con él, intentando
arrebatarle toda la sensatez que tiene, como suele hacer con todos los chicos.
Sacudo mi
cabeza y olvido ese tema, que prefiero dejar aparcado. Me concentro en observar
como sus ojos siguen las líneas que va escribiendo. Me concentro en estudiar su
perfecto rostro mientras él no me ve.
Suspiro.
¡Oh, Dios mío! Estoy suspirando.
Liam hace un
gesto elegante pero corto con el flequillo. Su pelo tan brillante se echa hacia
atrás, permitiéndole ver para continuar escribiendo el examen.
El timbre
suena pero yo hago caso omiso. Sigo centrada y dedicada a mirarle. ¿Acaso no
puedo estudiarle a él? Sacaría matrículas de honor.
Apoyo mi
codo en la mesa y pongo mi moflete en la palma de mi mano. Continuo mirándole,
esperando que levante la mirada y me vea; Mi respiración se disparará y el
automático aroma que parece soltar como aspersores programados, vendrá para
aferrarse junto a ese montón de sensaciones que ya conviven conmigo, en mi
piel.
-Señorita
Miller.
De nuevo
suspiro y me imagino a Liam rompiendo el grifo de su casa para solo verme
sonreír. Pero, ¡¿Qué tipo de amigos hacen eso solo para ver “sonreír” a alguien
prácticamente desconocido?!
Sonrío como
una completa idiota y continuo mirándole.
-¡Señorita
Miller! – Exclaman a mi lado.
Doy un
pequeño saltito en mi silla y conduzco la cabeza hacia la voz. Y no solo yo,
todos los que aún estaban haciendo el examen, levantan la mirada hacia mi
sitio.
-Profesor…
¡Mierda!
¿Acaso no me doy cuenta de que hay más personas que habitan en el planeta? ¿Qué
no puedo quedarme embobada mirando a ese chico?
-Puede darme
el examen y marcharse. – Me sugiere.
-Claro.
Cojo el
folio y se lo doy, mientras alzo la mochila a mi mesa y guardo el bolígrafo en
el estuche.
Siento que
me observan y, quizás por inercia, miro de reojo hacia el sitio de Liam.
Un raro
cosquilleo en el estómago se apodera de mí cuando me doy cuenta de que, por una
vez, mi intuición no ha fallado, y el chico me está mirando, y sonriendo.
Sonrío yo
también y me levanto, cargando la mochila sobre mis hombros.
Salgo de la
clase, bajo la aparente enfadada mirada del profesor, y me apoyo en la pared de
enfrente de mi clase, esperando a Liam.
Cruzo mis
piernas, y a la vez, cruzo mis brazos. Miro a mi alrededor y busco una
respuesta que me pueda contestar a la pregunta que últimamente me hago a todas
horas: ¿Por qué Liam está veinticinco horas diarias en mi mente?
-¡Hola! –
Exclaman a mi lado.
Miro y me
encuentro a la rubia impresionante de ojos azules.
-Hola
Nicole. – Contesto, sonriente.
-Ahora
pareces algo más tranquila que antes, ¿Ya se te pasó el enfado? – Pregunta.
-No estaba
enfadada.
La chica
encoje los hombros y se apoya en la pared, a mi lado.
-¿Esperas a
mi primo? – Pregunta de nuevo.
-Sí.
Teníamos examen de biología.
-Sí, algo
comentó a su madre cuando le llamó anoche.
Frunzo el ceño. Quizás fuese algo que debería
de haber dado por hecho, pero, en mi mente no coge la idea de que Liam pudiese
tener padres aparte de sus tíos.
-¿Y a ti qué
tal te ha salido? – Musita Nicole, en busca de conversación.
-Genial.
Aprobado.
Miro al
interior de la clase y veo algo que me encoje el estómago, y, en este caso, no
es Liam.
Harry ha
sido cazado por el profesor antes de salir de clase. ¿Qué diablos le estará
diciendo? El chico de pelo rizado tiene la cabeza cabizbaja, y parece que no
quiere escuchar la charla del profesor de biología.
Asiente con
un golpe seco de cabeza, y carga su mochila sobre un hombro.
Empieza a
andar hacia la puerta y abandona la clase, no sin antes mirarme. Sus ojos
verdes e intimidantes me estremecen, me aprisionan en una cárcel de pánico y
miedo.
Son solo
segundos hasta que decide mirar a Nicole, y yo me siento aliviada.
-Vaya…
Parece que va enfadado. – Comenta Nicole.
-Ese chico
siempre lo está.
-¿Cómo se
llamaba?
-Styles.
Harry Styles. – Contesto. – Es el capitán del equipo de baloncesto, y es
asquerosamente popular, egocéntrico, engreído y…
-¡No me lo
digas! – Me interrumpe. –También es un idiota.
-Exacto. –
Contesto.
Al fin sale
alguien de mi agrado por la puerta, y no podría ser otro que Liam.
Una sonrisa
aparece sin querer en mi rostro. Esa sensación de alegría se apodera de nuevo
de mi cuerpo, cuesta abajo y sin frenos.
El chico
mira a Nicole y le hace un gesto con la cabeza en forma de saludo. Acto seguido
empezamos a andar por los pasillos del instituto.
-¿Qué haces
aquí, Nic? – Pregunta el chico.
-Mi madre no
podía venir a recogerme, y opté por esperar a mi querido primo.
-Iremos
andando. – Contesta él.
-Está bien,
será un placer acompañaros.
Quizás era
su manera de contar conmigo en todos los sentidos, o quizás era su manera de
comportarse como si de verdad le importase. Algo había
en él que hacía que un huracán junto a un terremoto se juntasen en mi interior
cada vez que simplemente pensaba en él.
-¿Qué tal el
examen? – Pregunto.
-Bien. –
Contesta. – Respondí a todas las preguntas, seguro que apruebo. ¿Y tú?
-Muy bien. –
Contesto.
-Espero que
tan bien como para que no me arrepienta de haberte conseguido esa cita de
trabajo.
-¿Trabajo? –
Pregunta Nicole.
-Sí, bueno…
-Sí. – Me interrumpe
Liam. - ______ quiere trabajar.
-¡Mucha
suerte! – Exclama Nic. – Espero que la tengas.
-Yo también
lo espero. – Contesto.
Continuamos
andando y sin mucha conversación. No tardamos más de cinco minutos en llegar a
la puerta del chalet de los tíos de Liam.
-Yo ya voy
adentro. – Dice Nicole. – Te deseo toda la suerte del mundo, ______.
-Gracias. –
Digo.
-¿Quieres
que te acompañe, primita? – Pregunta Liam.
La chica me
dedica una última sonrisa y da un pequeño golpecito al chico en el hombro.
-No,
gracias. – Contesta ella, haciéndole una mueca de burla. - Sé ir yo solita.
Liam se echa
a reír y yo me quedo mirando cómo anda Nicole. Sigo pensando en por qué diablos
no puedo ser yo la mitad de guapa que ella.
-¿Estás
nerviosa? – Me pregunta Liam.
-Bueno,
quizás algo. – Digo.
-Me gustaría
acompañarte, si no te importa.
-Me
encantaría que me acompañases. – Contesto.
-Genial,
¿Nos vemos a las cinco? Pasaré a recogerte.
-Liam, ¿Puedo
hacerte una pregunta?
El chico
frunce el ceño y asiente con la cabeza.
-Claro. –
Añade.
-¿Aceptarás
el puesto en el equipo de baloncesto?
Liam arquea
una ceja y me mira, totalmente perdido. No creo que se esperase una pregunta como
esa.
-Aún no lo
sé. – Contesta. – Debo pensarlo.
-Hace un par
de días te negabas rotundamente.
-Quizás sea
una buena oportunidad… Me apasiona el baloncesto. ¿Acaso haría mal?
Es cierto.
¿Acaso haría mal? Es lo que le gusta.
-Luego
hablamos, Liam.
El chico
está totalmente desconcertado, y yo entiendo en todo los sentidos el por qué.
Le sonrío
tímidamente y me doy media vuelta para emprender camino a mi casa durante una
hora. Solo tengo una hora.
***
Nos
encontramos en la puerta del local. Mis nervios están a flor de piel y no paro
de ir de un lado para otro, esperando a que alguien salga de esa maldita
oficina de la cafetería para darme la orden de que puedo entrar.
Mi corazón
late a una velocidad de riesgo, y mis manos están empezando a temblar.
Liam corre a
mi lado y se pone enfrente de mí. Sus manos las apoya en mis hombros e impide
que continúe yendo de un lado para otro.
-Eh,
tranquila. – Me dice. – Como sigas así antes de que salgan a avisarte tendremos
que ir al hospital por paro cardiaco.
Mi sonrisa
sale en forma de sonido y le miro a los ojos tan pequeños y marrones. Su
sonrisa está coronando su cara, su rostro y su cuerpo.
-Está bien,
me tranquilizaré. – Digo.
-Eso quiero.
Sus manos
impulsan mis hombros para su torso, y, cuando me quiero dar cuenta, me está
dando un abrazo. Quizás el más fuerte que me han dado en mi vida.
Cierro los
ojos e inmediatamente, lo disfruto como algo que jamás se volverá a repetir.
Como un eclipse total de sol. Como la cosa más maravillosa del día, de la
semana y quizás de hace años.
-¿_____ Miller?
En cuanto
oigo mi nombre me doy media vuelta hacia la puerta. Me alejo de Liam e intento
retomar la normalidad de mi vida, la que se había quedado en mi casa,
posiblemente.
Intento controlar
el ritmo de mi respiración. Cierro los ojos y aprieto mis puños. Al fin y al
cabo, Liam está conmigo. Nada puede salir mal.
Pero sí, sí
que puede. Justo en el momento en el que pensaba tener todo bajo control – por fin
– abro los ojos y me doy cuenta de que todo puede ir a peor.
-¡¿______?!
– Exclama la persona de la puerta.
Mis ojos se
abren como nunca lo han hecho, y piden a gritos salirse de las órbitas.
¡¿QUÉ
DIABLOS HACE ÉL AHÍ?!
Es el ricitos?? Ay dios,... ahahahha
ResponderEliminarHazza?? la que se va a liar....
ResponderEliminarAaaaag siguela porfavor
ResponderEliminarAyayayay que interesante se esta poniendooo, no se quien sera, pero sea quien sea seguro que nos sorprendes como en todos los capitulos. Este capitulo ha sido tan asdfghjklxoxo que no tengo palabras para describirlo. Bueno lo dicho y siguela cuanto antes!!!!! Besos guapa :)
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