lunes, 13 de enero de 2014

Capítulo 9.

Sonrío en mi interior mientras recuerdo todo lo que me ha enseñado en este poco tiempo.

Sacudo mi cabeza y bajo la mirada al libro de texto. Tengo que estudiarme un tema entero de biología y aún no recuerdo ni como se llama.

En mi mente solo existen ojos marrones con arruguitas pequeñas, sonrisa perfecta y olor a limpio.

Mis ojos viajan hasta un pequeño baúl de madera que decora el escritorio. Lo miro con el ceño fruncido y lo abro.

Encuentro un número de teléfono que creía tener totalmente olvidado. El de la cafetería.

Abro mi boca poco a poco. La idea se me ilumina con más fuerza incluso que la primera vez que la vi. Siento una necesidad de marcar ese teléfono abismal.

Retiro la silla del escritorio y busco mi móvil en el bolsillo de mi chaqueta. Lo saco y empiezo a teclear rápidamente.

El auricular empieza a emitir pitidos. Me replanteo si de verdad estoy haciendo bien. ¿Y si de verdad les interesa contratar a alguien? Pero, ¿Y si mi padre de verdad no entiende que yo quiera trabajar?

-Cafetería “Time & Coffe” ¿En qué podemos ayudarle?

Trago saliva y me replanteo de nuevo las dos preguntas que han aparecido en forma de flashes por mi cabeza.

-¿En qué podemos ayudarle? – Replican al otro lado de la línea.
-Eh, sí. Buenas tardes. – Digo.
-Buenas tardes. – Contestan.
-Verá… Hace tiempo vi un cartel en el que pedían empleados. Y… bueno, quizás yo podría interesarles. – Balbuceo.
-Claro. – Dice. - Sólo necesito que me diga su nombre y apellido, para concretar cita.
-Soy _____ Miller.
-¿Podría venir mañana a las cinco y media?

Unas grandes manos aprietan mi cadera, ofreciendo un “Bú” salir de su boca.

Pego un pequeño salto y el teléfono cae en el parqué.

Me doy la vuelta y me doy cuenta de que es Liam. Le ofrezco una serie de bofetadas en el pecho y él solo se ríe, hasta que consigue atrapar mis brazos y tranquilizarme.

-Eh, eh. No quiero que te hagas daño.

Paro de forcejear y me quedo quieta. Solo levanto la mirada hacia sus ojos y le mando odio.

El chico se echa a reír y se quita el abrigo para dejarlo encima de mi cama.

-¿Y se puede sabías qué hacías? – Pregunta, mientras se sienta en la silla de mi escritorio.

Yo, me agacho a recoger el móvil y lo monto mientras me voy a la cama y tomo asiento, de manera que quedo enfrente de él.

-¡Eres un idiota! – Digo.
-Pareces enfadada.
-Estaba concretando una cita, Liam.

El chico frunce el ceño y yo le miro aún arrugando la frente.

-¿Cita? ¿Quién es tu apuesto príncipe? – Y se ríe.

El tono en el que desprende la carcajada me estremece de tal manera que querría estar escuchando su melodiosa risa toda mi vida.

Sacudo mi cabeza disimuladamente cuando me doy cuenta de que estoy quedándome embobada, y aparto mi media sonrisa que se me acaba de crear.

-En la cafetería. Voy a hacer una entrevista. – Digo.
-¿Vas a trabajar? – Pregunta.
-Quiero informarme. – Digo.

El chico encoje sus hombros, arquea una ceja y coge mi cubo de rubik.

Le miro mientras da vueltas en la silla de mi escritorio. Yo, juego con uno de los peluches que ella me regaló.

Han pasado días desde que conocí a Liam y, sin embargo, parece que le conociese de hace años.

-No creo que sea lo más adecuado, ______. No tendrás tiempo para estudiar entonces.
-No es lo más adecuado, pero es lo necesario, Liam.

El chico gira su labio, y yo, sin querer, rompo en una pequeña carcajada.

-¿Acaso te pasa algo? – Pregunta, riendo.
-Te preocupas demasiado por mí. – Digo.
-Eres mi amiga. – Contesta.

Su mirada tan negra y su sonrisa tan tímida me endulzan. “Amigo”. ¿De verdad me considera una amiga?

Resoplo y la sonrisa se me borra del rostro.

-¿Puedo hacerte una pregunta? – Musita.

Asiento con la cabeza.

-¿Tú nunca has tenido amigos?

Sonrío. Aún no soy consciente de que en un tema tan frágil, como siempre lo había considerado, me esté riendo.

-Sí. – Contesto. – Sólo que mi vida sufrió un cambio radical, y a partir de ahí, nadie quería acercarse a mí. Es como si les diese miedo, como si yo solo estuviese hecha de tristeza.

Liam coge aire y yo le miro. Parece estar irritado. ¿He dicho algo fuera de lugar?

Mi corazón se encoje cuando, en el silencio entre ambos, recuerdo su pelo ondulado y su sonrisa. Mis piernas empiezan a temblar y aprieto más fuerte el peluche. Necesito calmarme. No puedo llorar. No ahora.

Liam frunce el ceño mientras me mira fijamente. Intento coger aire pero es demasiado tarde. Mis lágrimas resbalan por mi mejilla sin darme cuenta.

El chico no tarda ni dos segundos en ponerse de pie y  acude a mí.

Trago saliva e intento parar el llanto. Pero basta que me imagine su sonrisa de nuevo, y mi mundo se derrumbe.  Que Liam parezca estar sujetándolo con todas las extremidades de su cuerpo, no impide que de vez en cuando se desvanezca o se hunda.

-Tranquila, ______. – Me dice.

Apoya sus manos en mis rodillas, y hace un movimiento tranquilizador. Me estremezco.

-No quiero hablar de nada que te haga llorar. – Dice. – Sólo quiero verte sonreír, ¿Recuerdas?
-¿Por qué lo haces, Liam? – Pregunto. - ¿Por qué apuestas por mí antes que por ti? ¿Por qué quieres que sonría por encima de ti? ¿Por qué?
-Sólo quiero protegerte, _______.

Mi inercia me traiciona y me disparo a los brazos de Liam. Sin darme cuenta, me encuentro pasando mis brazos por su cuello. Segundos después, pasa sus manos por mi espalda, y acepta el abrazo.

Me siento refugiada, protegida. Una sensación que sólo me puede ofrecer estar entre los brazos de Liam.

Me acurruco en su hombro y las lágrimas no cesan. El chico se da cuenta y me abraza más fuerte.

-Llora si lo necesitas. – Me susurra, cerca de mi oído.

Asiento con la cabeza y desprendo su olor a limpio. Mi estómago me oprime, me duele.

Aún sigo cómodamente envuelta en su abrazo. Con sus brazos rodeándome y sintiendo su olor al compás de su respiración.

-¿Qué le pasó? – Pregunta.
-¿A quién? – Replico.
-A tu madre.

Mis palpitaciones se bloquean, se paran. Mi respiración ya no funciona, y mis órganos se congelan por un segundo.

Me separo lentamente de él y le miro a los ojos, con los míos cristalizados.

-Liam… - Murmuro.

El chico parece arrepentido. Empiezo a negar con la cabeza mientras él en cada movimiento muestra más su arrepentimiento.

-Lo siento, de verdad… - Se disculpa.
-No. – Le digo. – Entiendo que lo quieras saber.

El chico arruga el entrecejo y yo vuelvo a abrazarle. Intento buscar la misma posición de antes y noto como sus músculos están algo más rígidos.

-Abrázame. – Le exijo.

Sus manos pasan por mi espalda y volvemos a la misma posición.

-Eres a la única persona que le contaría algo como esto. – Murmuro.

Siento como el chico coge aire, y se le hace difícil estar en una conversación como esta.

-Yo tenía ocho años, todo pasó tan rápido, y fue tan injusto. Ninguna niña de esa edad merece vivir lo que yo viví, ni siquiera merece vivir la pérdida de una madre, o de algún ser querido.

La puerta de mi habitación interrumpe el íntimo momento.

-¡_____! – Exclaman

Liam y yo automáticamente nos deshacemos de ese abrazo. Mi mirada va directa al parqué, no quiero que mi nadie me vea así.

-¿Interrumpo algo? – Replica la misma voz.

PD. ¡Amores! Sé que ha sido breve el capítulo de hoy, pero es porque he estado haciendo lo siguiente!: Aquí os dejo el link a la sinopsis que tengo pensada para la próxima novela de Harry. Necesito que me digáis si os gusta o no, para ir pensando otro argumento (si no os gusta) Me encantaría que le echaseis un vistazo rápido, es una pequeña sinopsis y un cachito del que será el trailer. 




1 comentario:

  1. Yahh!! Siiiguelooo Pronto me ah encantado!! y la Otra Sinopsis tambien Bueno te tengo que decir Que TODAS tus NOVELAs las ehh Leiido y todas Son Per-Fects Besos♥

    ResponderEliminar