Sonrío en mi
interior mientras recuerdo todo lo que me ha enseñado en este poco tiempo.
Sacudo mi
cabeza y bajo la mirada al libro de texto. Tengo que estudiarme un tema entero
de biología y aún no recuerdo ni como se llama.
En mi mente
solo existen ojos marrones con arruguitas pequeñas, sonrisa perfecta y olor a
limpio.
Mis ojos
viajan hasta un pequeño baúl de madera que decora el escritorio. Lo miro con el
ceño fruncido y lo abro.
Encuentro un
número de teléfono que creía tener totalmente olvidado. El de la cafetería.
Abro mi boca
poco a poco. La idea se me ilumina con más fuerza incluso que la primera vez
que la vi. Siento una necesidad de marcar ese teléfono abismal.
Retiro la
silla del escritorio y busco mi móvil en el bolsillo de mi chaqueta. Lo saco y
empiezo a teclear rápidamente.
El auricular
empieza a emitir pitidos. Me replanteo si de verdad estoy haciendo bien. ¿Y si
de verdad les interesa contratar a alguien? Pero, ¿Y si mi padre de verdad no
entiende que yo quiera trabajar?
-Cafetería “Time
& Coffe” ¿En qué podemos ayudarle?
Trago saliva
y me replanteo de nuevo las dos preguntas que han aparecido en forma de flashes por mi
cabeza.
-¿En qué
podemos ayudarle? – Replican al otro lado de la línea.
-Eh, sí.
Buenas tardes. – Digo.
-Buenas
tardes. – Contestan.
-Verá… Hace
tiempo vi un cartel en el que pedían empleados. Y… bueno, quizás yo podría
interesarles. – Balbuceo.
-Claro. –
Dice. - Sólo necesito que me diga su nombre y apellido, para concretar cita.
-Soy _____
Miller.
-¿Podría
venir mañana a las cinco y media?
Unas grandes
manos aprietan mi cadera, ofreciendo un “Bú” salir de su boca.
Pego un
pequeño salto y el teléfono cae en el parqué.
Me doy la
vuelta y me doy cuenta de que es Liam. Le ofrezco una serie de bofetadas en el
pecho y él solo se ríe, hasta que consigue atrapar mis brazos y tranquilizarme.
-Eh, eh. No
quiero que te hagas daño.
Paro de
forcejear y me quedo quieta. Solo levanto la mirada hacia sus ojos y le mando odio.
El chico se
echa a reír y se quita el abrigo para dejarlo encima de mi cama.
-¿Y se puede
sabías qué hacías? – Pregunta, mientras se sienta en la silla de mi escritorio.
Yo, me
agacho a recoger el móvil y lo monto mientras me voy a la cama y tomo asiento,
de manera que quedo enfrente de él.
-¡Eres un
idiota! – Digo.
-Pareces
enfadada.
-Estaba
concretando una cita, Liam.
El chico
frunce el ceño y yo le miro aún arrugando la frente.
-¿Cita?
¿Quién es tu apuesto príncipe? – Y se ríe.
El tono en
el que desprende la carcajada me estremece de tal manera que querría estar
escuchando su melodiosa risa toda mi vida.
Sacudo mi
cabeza disimuladamente cuando me doy cuenta de que estoy quedándome embobada, y
aparto mi media sonrisa que se me acaba de crear.
-En la
cafetería. Voy a hacer una entrevista. – Digo.
-¿Vas a
trabajar? – Pregunta.
-Quiero
informarme. – Digo.
El chico
encoje sus hombros, arquea una ceja y coge mi cubo de rubik.
Le miro
mientras da vueltas en la silla de mi escritorio. Yo, juego con uno de los
peluches que ella me regaló.
Han pasado días
desde que conocí a Liam y, sin embargo, parece que le conociese de hace años.
-No creo que
sea lo más adecuado, ______. No tendrás tiempo para estudiar entonces.
-No es lo
más adecuado, pero es lo necesario, Liam.
El chico
gira su labio, y yo, sin querer, rompo en una pequeña carcajada.
-¿Acaso te
pasa algo? – Pregunta, riendo.
-Te preocupas
demasiado por mí. – Digo.
-Eres mi
amiga. – Contesta.
Su mirada
tan negra y su sonrisa tan tímida me endulzan. “Amigo”. ¿De verdad me considera
una amiga?
Resoplo y la
sonrisa se me borra del rostro.
-¿Puedo
hacerte una pregunta? – Musita.
Asiento con
la cabeza.
-¿Tú nunca
has tenido amigos?
Sonrío. Aún
no soy consciente de que en un tema tan frágil, como siempre lo había
considerado, me esté riendo.
-Sí. –
Contesto. – Sólo que mi vida sufrió un cambio radical, y a partir de ahí, nadie
quería acercarse a mí. Es como si les diese miedo, como si yo solo estuviese
hecha de tristeza.
Liam coge
aire y yo le miro. Parece estar irritado. ¿He dicho algo fuera de lugar?
Mi corazón
se encoje cuando, en el silencio entre ambos, recuerdo su pelo ondulado y su sonrisa.
Mis piernas empiezan a temblar y aprieto más fuerte el peluche. Necesito
calmarme. No puedo llorar. No ahora.
Liam frunce
el ceño mientras me mira fijamente. Intento coger aire pero es demasiado tarde.
Mis lágrimas resbalan por mi mejilla sin darme cuenta.
El chico no
tarda ni dos segundos en ponerse de pie y
acude a mí.
Trago saliva
e intento parar el llanto. Pero basta que me imagine su sonrisa de nuevo, y mi
mundo se derrumbe. Que Liam parezca
estar sujetándolo con todas las extremidades de su cuerpo, no impide que de vez
en cuando se desvanezca o se hunda.
-Tranquila,
______. – Me dice.
Apoya sus
manos en mis rodillas, y hace un movimiento tranquilizador. Me estremezco.
-No quiero
hablar de nada que te haga llorar. – Dice. – Sólo quiero verte sonreír,
¿Recuerdas?
-¿Por qué lo
haces, Liam? – Pregunto. - ¿Por qué apuestas por mí antes que por ti? ¿Por qué
quieres que sonría por encima de ti? ¿Por qué?
-Sólo quiero
protegerte, _______.
Mi inercia
me traiciona y me disparo a los brazos de Liam. Sin darme cuenta, me encuentro
pasando mis brazos por su cuello. Segundos después, pasa sus manos por mi
espalda, y acepta el abrazo.
Me siento
refugiada, protegida. Una sensación que sólo me puede ofrecer estar entre los
brazos de Liam.
Me acurruco
en su hombro y las lágrimas no cesan. El chico se da cuenta y me abraza más
fuerte.
-Llora si lo
necesitas. – Me susurra, cerca de mi oído.
Asiento con
la cabeza y desprendo su olor a limpio. Mi estómago me oprime, me duele.
Aún sigo
cómodamente envuelta en su abrazo. Con sus brazos rodeándome y sintiendo su
olor al compás de su respiración.
-¿Qué le
pasó? – Pregunta.
-¿A quién? –
Replico.
-A tu madre.
Mis
palpitaciones se bloquean, se paran. Mi respiración ya no funciona, y mis
órganos se congelan por un segundo.
Me separo
lentamente de él y le miro a los ojos, con los míos cristalizados.
-Liam… -
Murmuro.
El chico
parece arrepentido. Empiezo a negar con la cabeza mientras él en cada
movimiento muestra más su arrepentimiento.
-Lo siento,
de verdad… - Se disculpa.
-No. – Le digo.
– Entiendo que lo quieras saber.
El chico
arruga el entrecejo y yo vuelvo a abrazarle. Intento buscar la misma posición
de antes y noto como sus músculos están algo más rígidos.
-Abrázame. –
Le exijo.
Sus manos
pasan por mi espalda y volvemos a la misma posición.
-Eres a la
única persona que le contaría algo como esto. – Murmuro.
Siento como
el chico coge aire, y se le hace difícil estar en una conversación como esta.
-Yo tenía
ocho años, todo pasó tan rápido, y fue tan injusto. Ninguna niña de esa edad
merece vivir lo que yo viví, ni siquiera merece vivir la pérdida de una madre,
o de algún ser querido.
La puerta de
mi habitación interrumpe el íntimo momento.
-¡_____! –
Exclaman
Liam y yo
automáticamente nos deshacemos de ese abrazo. Mi mirada va directa al parqué,
no quiero que mi nadie me vea así.
-¿Interrumpo
algo? – Replica la misma voz.
PD. ¡Amores! Sé que ha sido breve el capítulo de hoy, pero es porque he estado haciendo lo siguiente!: Aquí os dejo el link a la sinopsis que tengo pensada para la próxima novela de Harry. Necesito que me digáis si os gusta o no, para ir pensando otro argumento (si no os gusta) Me encantaría que le echaseis un vistazo rápido, es una pequeña sinopsis y un cachito del que será el trailer.
Yahh!! Siiiguelooo Pronto me ah encantado!! y la Otra Sinopsis tambien Bueno te tengo que decir Que TODAS tus NOVELAs las ehh Leiido y todas Son Per-Fects Besos♥
ResponderEliminar