miércoles, 22 de enero de 2014

Capítulo 11.

Suelto el bolígrafo encima de la mesa y respiro aire.

El examen ha salido tal y como esperaba.

Miro alrededor de mi clase mientras todos escriben, y me quedo mirando en un punto fijo; Más que en un punto fijo, me quedo mirándole a él.

Sus manos rodean elegantemente el bolígrafo que se desplaza a toda prisa por el folio, describiendo la lección de biología que ayer por la tarde debió estudiar.

Su cabeza está a apenas centímetros del folio, y, por un instante, se me pasa por la cabeza la idea de estar celosa incluso del folio.

¡¿Celos?! Pero, ¿En qué diablos pienso?

Pensaba que los celos solo los tenían las parejas, los matrimonios o los hermanos, pero los amigos no.

Sin embargo, en mi mente aparece la imagen de Lilly coqueteando con él, intentando arrebatarle toda la sensatez que tiene, como suele hacer con todos los chicos.

Sacudo mi cabeza y olvido ese tema, que prefiero dejar aparcado. Me concentro en observar como sus ojos siguen las líneas que va escribiendo. Me concentro en estudiar su perfecto rostro mientras él no me ve.

Suspiro. ¡Oh, Dios mío! Estoy suspirando.

Liam hace un gesto elegante pero corto con el flequillo. Su pelo tan brillante se echa hacia atrás, permitiéndole ver para continuar escribiendo el examen.

El timbre suena pero yo hago caso omiso. Sigo centrada y dedicada a mirarle. ¿Acaso no puedo estudiarle a él? Sacaría matrículas de honor.

Apoyo mi codo en la mesa y pongo mi moflete en la palma de mi mano. Continuo mirándole, esperando que levante la mirada y me vea; Mi respiración se disparará y el automático aroma que parece soltar como aspersores programados, vendrá para aferrarse junto a ese montón de sensaciones que ya conviven conmigo, en mi piel.

-Señorita Miller.

De nuevo suspiro y me imagino a Liam rompiendo el grifo de su casa para solo verme sonreír. Pero, ¡¿Qué tipo de amigos hacen eso solo para ver “sonreír” a alguien prácticamente desconocido?!

Sonrío como una completa idiota y continuo mirándole.

-¡Señorita Miller! – Exclaman a mi lado.

Doy un pequeño saltito en mi silla y conduzco la cabeza hacia la voz. Y no solo yo, todos los que aún estaban haciendo el examen, levantan la mirada hacia mi sitio.

-Profesor…

¡Mierda! ¿Acaso no me doy cuenta de que hay más personas que habitan en el planeta? ¿Qué no puedo quedarme embobada mirando a ese chico?

-Puede darme el examen y marcharse. – Me sugiere.
-Claro.

Cojo el folio y se lo doy, mientras alzo la mochila a mi mesa y guardo el bolígrafo en el estuche.

Siento que me observan y, quizás por inercia, miro de reojo hacia el sitio de Liam.

Un raro cosquilleo en el estómago se apodera de mí cuando me doy cuenta de que, por una vez, mi intuición no ha fallado, y el chico me está mirando, y sonriendo.

Sonrío yo también y me levanto, cargando la mochila sobre mis hombros.

Salgo de la clase, bajo la aparente enfadada mirada del profesor, y me apoyo en la pared de enfrente de mi clase, esperando a Liam.

Cruzo mis piernas, y a la vez, cruzo mis brazos. Miro a mi alrededor y busco una respuesta que me pueda contestar a la pregunta que últimamente me hago a todas horas: ¿Por qué Liam está veinticinco horas diarias en mi mente?

-¡Hola! – Exclaman a mi lado.

Miro y me encuentro a la rubia impresionante de ojos azules.

-Hola Nicole. – Contesto, sonriente.
-Ahora pareces algo más tranquila que antes, ¿Ya se te pasó el enfado? – Pregunta.
-No estaba enfadada.

La chica encoje los hombros y se apoya en la pared, a mi lado.

-¿Esperas a mi primo? – Pregunta de nuevo.
-Sí. Teníamos examen de biología.
-Sí, algo comentó a su madre cuando le llamó anoche.

Frunzo el ceño. Quizás fuese algo que debería de haber dado por hecho, pero, en mi mente no coge la idea de que Liam pudiese tener padres aparte de sus tíos.

-¿Y a ti qué tal te ha salido? – Musita Nicole, en busca de conversación.
-Genial. Aprobado.

Miro al interior de la clase y veo algo que me encoje el estómago, y, en este caso, no es Liam.

Harry ha sido cazado por el profesor antes de salir de clase. ¿Qué diablos le estará diciendo? El chico de pelo rizado tiene la cabeza cabizbaja, y parece que no quiere escuchar la charla del profesor de biología.

Asiente con un golpe seco de cabeza, y carga su mochila sobre un hombro.

Empieza a andar hacia la puerta y abandona la clase, no sin antes mirarme. Sus ojos verdes e intimidantes me estremecen, me aprisionan en una cárcel de pánico y miedo.

Son solo segundos hasta que decide mirar a Nicole, y yo me siento aliviada.

-Vaya… Parece que va enfadado. – Comenta Nicole.
-Ese chico siempre lo está.
-¿Cómo se llamaba?
-Styles. Harry Styles. – Contesto. – Es el capitán del equipo de baloncesto, y es asquerosamente popular, egocéntrico, engreído y…
-¡No me lo digas! – Me interrumpe. –También es un idiota.
-Exacto. – Contesto.

Al fin sale alguien de mi agrado por la puerta, y no podría ser otro que Liam.

Una sonrisa aparece sin querer en mi rostro. Esa sensación de alegría se apodera de nuevo de mi cuerpo, cuesta abajo y sin frenos.

El chico mira a Nicole y le hace un gesto con la cabeza en forma de saludo. Acto seguido empezamos a andar por los pasillos del instituto.

-¿Qué haces aquí, Nic? – Pregunta el chico.
-Mi madre no podía venir a recogerme, y opté por esperar a mi querido primo.
-Iremos andando. – Contesta él.
-Está bien, será un placer acompañaros.

Quizás era su manera de contar conmigo en todos los sentidos, o quizás era su manera de comportarse como si de verdad le importase. Algo había en él que hacía que un huracán junto a un terremoto se juntasen en mi interior cada vez que simplemente pensaba en él.

-¿Qué tal el examen? – Pregunto.
-Bien. – Contesta. – Respondí a todas las preguntas, seguro que apruebo. ¿Y tú?
-Muy bien. – Contesto.
-Espero que tan bien como para que no me arrepienta de haberte conseguido esa cita de trabajo.
-¿Trabajo? – Pregunta Nicole.
-Sí, bueno…
-Sí. – Me interrumpe Liam. - ______ quiere trabajar.
-¡Mucha suerte! – Exclama Nic. – Espero que la tengas.
-Yo también lo espero. – Contesto.

Continuamos andando y sin mucha conversación. No tardamos más de cinco minutos en llegar a la puerta del chalet de los tíos de Liam.

-Yo ya voy adentro. – Dice Nicole. – Te deseo toda la suerte del mundo, ______.
-Gracias. – Digo.
-¿Quieres que te acompañe, primita? – Pregunta Liam.

La chica me dedica una última sonrisa y da un pequeño golpecito al chico en el hombro.

-No, gracias. – Contesta ella, haciéndole una mueca de burla. - Sé ir yo solita.

Liam se echa a reír y yo me quedo mirando cómo anda Nicole. Sigo pensando en por qué diablos no puedo ser yo la mitad de guapa que ella.

-¿Estás nerviosa? – Me pregunta Liam.
-Bueno, quizás algo. – Digo.
-Me gustaría acompañarte, si no te importa.
-Me encantaría que me acompañases. – Contesto.
-Genial, ¿Nos vemos a las cinco? Pasaré a recogerte.
-Liam, ¿Puedo hacerte una pregunta?

El chico frunce el ceño y asiente con la cabeza.

-Claro. – Añade.
-¿Aceptarás el puesto en el equipo de baloncesto?

Liam arquea una ceja y me mira, totalmente perdido. No creo que se esperase una pregunta como esa.

-Aún no lo sé. – Contesta. – Debo pensarlo.
-Hace un par de días te negabas rotundamente.
-Quizás sea una buena oportunidad… Me apasiona el baloncesto. ¿Acaso haría mal?

Es cierto. ¿Acaso haría mal? Es lo que le gusta.

-Luego hablamos, Liam.

El chico está totalmente desconcertado, y yo entiendo en todo los sentidos el por qué.

Le sonrío tímidamente y me doy media vuelta para emprender camino a mi casa durante una hora. Solo tengo una hora.
***
Nos encontramos en la puerta del local. Mis nervios están a flor de piel y no paro de ir de un lado para otro, esperando a que alguien salga de esa maldita oficina de la cafetería para darme la orden de que puedo entrar.

Mi corazón late a una velocidad de riesgo, y mis manos están empezando a temblar.

Liam corre a mi lado y se pone enfrente de mí. Sus manos las apoya en mis hombros e impide que continúe yendo de un lado para otro.

-Eh, tranquila. – Me dice. – Como sigas así antes de que salgan a avisarte tendremos que ir al hospital por paro cardiaco.

Mi sonrisa sale en forma de sonido y le miro a los ojos tan pequeños y marrones. Su sonrisa está coronando su cara, su rostro y su cuerpo.

-Está bien, me tranquilizaré. – Digo.
-Eso quiero.

Sus manos impulsan mis hombros para su torso, y, cuando me quiero dar cuenta, me está dando un abrazo. Quizás el más fuerte que me han dado en mi vida.

Cierro los ojos e inmediatamente, lo disfruto como algo que jamás se volverá a repetir. Como un eclipse total de sol. Como la cosa más maravillosa del día, de la semana y quizás de hace años.

-¿_____ Miller?

En cuanto oigo mi nombre me doy media vuelta hacia la puerta. Me alejo de Liam e intento retomar la normalidad de mi vida, la que se había quedado en mi casa, posiblemente.

Intento controlar el ritmo de mi respiración. Cierro los ojos y aprieto mis puños. Al fin y al cabo, Liam está conmigo. Nada puede salir mal.

Pero sí, sí que puede. Justo en el momento en el que pensaba tener todo bajo control – por fin – abro los ojos y me doy cuenta de que todo puede ir a peor.

-¡¿______?! – Exclama la persona de la puerta.

Mis ojos se abren como nunca lo han hecho, y piden a gritos salirse de las órbitas.


¡¿QUÉ DIABLOS HACE ÉL AHÍ?!  



4 comentarios:

  1. Es el ricitos?? Ay dios,... ahahahha

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  2. Ayayayay que interesante se esta poniendooo, no se quien sera, pero sea quien sea seguro que nos sorprendes como en todos los capitulos. Este capitulo ha sido tan asdfghjklxoxo que no tengo palabras para describirlo. Bueno lo dicho y siguela cuanto antes!!!!! Besos guapa :)

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