Me encuentro
tumbada en mi cama a las diez de la noche, suponiendo que en cinco minutos, o
quizás menos, Gabi entrará por la puerta, e interrumpirá mi único momento del
día en el que me he quedado sola, el único momento en el que puedo aprovechar
para aclararme. Supongo que querrá que le ayude a colocar sus cosas, y no la
culpo por ello.
Siento como
una angustia crece en mi estómago. Algo que de verdad me oprime. Como si de
verdad sintiese algo fuerte, imparable y terriblemente perjudicial para nuestra
amistad.
O quizás
solo lo esté confundiendo, nunca he tenido un amigo tan cercano como lo es él.
Nunca me he sentido tan protegida y segura de mí misma gracias a alguien.
Quizás solo
esté confundiendo conceptos, y solo sea cariño de amistad.
Sin embargo,
no entiendo por qué sufro todos los síntomas de esa chica.
Me levanto
de la cama y corro a mi escritorio, donde enciendo la tulipa y cojo un post-it
de color rosa.
Lo pego
encima de un cuaderno y empiezo, con un guión, escribiendo todos los síntomas
que escuché a la chica hace unas horas.
Lo único que
necesito ahora es despejar mi mente, entender qué es lo que me pasa con Liam.
Por qué.
De repente
la puerta de mi habitación se abre. Doy un pequeño bote en la silla del
escritorio, donde me encuentro sentada, y, automáticamente, le doy la vuelta al
cuaderno donde he pegado el post-it.
-¿Te
interrumpo? – Me pregunta Gabi.
La miro.
Siete minutos ha tardado exactamente. Pero me doy cuenta de que ella no me ha
interrumpido, sino que ha aparecido para ser mi solución. ¡Exacto! Ella es la
única solución que me queda antes de tirarme por la ventana.
-No. –
Contesto. – Tranquila.
La chica
pasa y cierra la puerta detrás de ella. Yo me levanto y cojo un banco que
guardo dentro del armario. Después, lo traslado hasta al lado de mi silla.
-Gracias. –
Me agradece.
La sonrío
cómplice y tomo asiento de nuevo, a la vez que ella.
-Cuanto
tiempo. – Dice.
-Sí. –
Contesto.
-Estás
preciosa.
Me sonrojo
al escuchar el comentario tan simpático de mi prima. ¿Por qué últimamente todo
el mundo me dice que estoy preciosa? Me estremezco y el rubor corre a toda
prisa a mis mofletes.
-Gracias. Tú
igual. – Digo definitivamente.
-¿Sabes? Me
fui a matricular esta tarde al instituto. ¡Es genial! – Exclama.
Frunzo el
ceño y no estoy de acuerdo. Odio aquel sitio. Odio todo lo relacionado con el
instituto. – Excepto a Liam. - ¡Oh, mierda! Otra vez pensando en él.
-¿Es genial?
– No puedo evitar decir.
-Sí. Sólo de
pensar que no tendré que llevar uniforme durante un tiempo…
Los ojos de
mi prima son tan expresivos que me intimidan. Es preciosa.
-La pena es
que no había plazas en tu clase, y me tuvieron que meter en otra. – Me informa.
Mi salvación
parecía quererse mantener al margen de toda mi vida. Y, quizás, aun sin ella
saberlo, la beneficiaría.
No creo que
Gabi quiera meterse en mi vida, ni en mis problemas. Supongo que le interesará
más seguir con su optimismo y vivir ajena a todo lo que se me pasa por la
cabeza.
-¡Por
cierto! – Exclama. – He de decirte que tu novio es muy guapo.
Sonrío y me
ruborizo. ¡Mi novio! Por un segundo incluso me lo creo. Pero justo me doy
cuenta de lo que estoy haciendo.
-No, Gabi. –
Le digo. – Liam no es mi novio.
-¡Oh, vamos!
Si hasta tu padre lo sabe.
-Enserio,
Liam es solo un amigo.
La chica
frunce el ceño y me mira, intentando ocultar una sonrisa, que segundos después
estalla en forma de carcajada.
-¡Mentirosa!
– Me acusa.
-Lo digo
enserio. Liam es solo un amigo. No sé por qué diablos nadie ha negado nada.
-Pues tu
padre no piensa lo mismo…
-¡Mi padre!
– Exclamo.
Y en ese
justo momento, me pongo de pie, alarmada. Una justificación se me ilumina en la
mente, acompañada de una información que no le sentará del todo bien: Mi
trabajo.
-¿Dónde vas?
– Pregunta Gabi mientras rebusco en mi bolso el papel doblado.
-Tengo que
darle esto a mi padre. – Contesto.
La chica
mira el folio cuando lo saco y se queda confusa.
-Es una
autorización. De trabajo.
Los
expresivos ojos de mi prima parecen quererse salir de las órbitas cuando le
digo de qué se trata. Sin embargo la tranquilizo con una sonrisa cómplice, y
abandono la habitación tan rápido como la luz.
Bajo las
escaleras y me dirijo al salón, de donde procede el sonido de la televisión.
Cómo no, está viendo la serie policiaca de la cual está enamorado.
-Hola. – Le
digo, con mis manos en la espalda y el papel entre ellas.
-Hola. – Me
contesta, extrañado. -¿Y Gabi?
-En mi
cuarto.
-Deberías
ayudarla a colocar sus cosas.
-Lo haré
papá, en cuanto te diga algo…
-¿No puedes
esperar a mañana?
-Toma. – Le
tiendo el folio.
-¿Qué es
esto?
-Léelo. –
Ordeno.
El hombre lo
coge, mirándome a los ojos, desafiante. Yo no abandono mi gesto sonriente, y él
empieza a leer el papel.
Mi ceja se
arquea cuando su cara va cambiando a total sorpresa. Creo que lo único que hará
después de leerlo será gritar.
Me muerdo el
labio inconscientemente y creo que no ha sido buena idea darle ese papel a mi
padre.
Al fin
termina de leerlo y lo cierra, siguiendo las dobleces que tenía previamente.
-¿Trabajo? –
Me pregunta, mirándome de nuevo desafiante.
Asiento con
la cabeza y frunzo el ceño.
-Creo que ya
hablamos de esto, señorita. – Me dice.
-Papá, creo
que Brad está muy interesado en que trabaje con él. No me importará, de verdad.
Me sentiré útil pudiendo ayudarte.
-¿Quién
diablos es Brad? – Pregunta.
-El jefe y
dueño de la cafetería.
-Eres
pequeña aún para trabajar, _______. No quiero que abandones tus estudios.
-No los
abandonaré. Es más, hay un chico de mi clase trabajando ahí. Estudiaremos los
dos juntos mientras recolocamos el local.
Obviamente,
con Harry ni me miraré, pero servirá como excusa.
-No me vas a
convencer.
Mierda.
-Hola. –
Exclama Gabi apareciendo en la escena.
Los dos la
miramos y ella se pone a mi lado, sonriente,
-¿Qué
habláis? – Pregunta.
-De nada.
______ subirá contigo y te ayudará a ordenar tus cosas. – Dice mi padre.
-Oh, no. No
te preocupes, Chad. Las acabo de terminar de ordenar. – Contesta.
-Hablábamos
de mi trabajo.
-¿Trabajo? –
Me pregunta Gabi.
-Sí. Ya
sabes…
-Ah, sí.
¿Trabajarás, entonces? – Pregunta de nuevo la chica.
-Ni hablar.
– Interrumpe mi padre.
-Deberías
saber, tío Chad, que yo estuve trabajando como proyecto del instituto un par de
semanas. Supe alternar ambas cosas y aprendí mucho. Eso me sirvió para darme
cuenta de qué me gustaría hacer de verdad. – Dice Gabi.
La miro
sorprendida y no sé de dónde se habrá sacado esa excusa, pero parece que el
gesto de mi padre ha cambiado.
-¿Trabajaste?
– Pregunta, asombrado.
-Trabajé. Y
de verdad, deberías dejar que _______ lo hiciese.
Observo todo
al margen de la conversación entre ellos dos.
-¿Cuánto
tiempo será, _____? – Me pregunta el hombre.
-Sólo hasta
que crea que nos hemos recuperado.
-Un mes. –
Dice mi padre. – Sólo un maldito mes y vuelves a tus estudios en jornada
completa, ¿De acuerdo?
Sonrío y
asiento satisfecha de la respuesta. Le tiendo el folio el cual el hombre firma,
quizás en su contra, pero lo hace.
-¡Gracias,
papá! - Exclamo tras darle un beso en la
mejilla.
Después, mi
prima y yo salimos y empezamos a subir las escaleras hasta el pequeño pasillo
de las habitaciones.
-Te debo
una, Gabi. – Le digo.
Después, la
doy un fuerte abrazo. De nuevo el cariño imparable de mi prima está conmigo, y
quizás eso sea otro muro que me ayudará a fortalecerme, a afrontar todo el
pasado, el presente y el futuro.
-Es todo un
placer poderte ayudar, _______. – Dice.
Ambas nos
damos la vuelta y nos metemos en nuestras respectivas habitaciones. Me dirijo
al escritorio y doy la vuelta al cuaderno, donde se encuentra esa maldita
lista.
Sólo me
queda comprobar si sufro todos esos síntomas que están escritos en ese post-it.
Abro la
puerta del armario y lo pego en ella, dentro. Ahí será un buen escondite para
que nadie lo vea.
Me acerco de
nuevo al escritorio y apago la tulipa. Todo en mi habitación está oscuro,
mientras que en mi mente, cada vez sus ojos brillan con más intensidad.
Creo que en
un par de semanas, como siga así, me volveré loca.
***
-Y aquí
espero todos los días a Liam. – Informo a Gabi mientras nos paramos en la
puerta de los primos Payne.
Otro día más
al instituto, pero este es diferente. Hoy nada podrá derrumbarme. Nada.
Teniendo a Liam como principal protección, el respaldo de mi prima y a Harry
casi amenazado, nada puede salir mal.
La puerta de
la casa se abre y salen ambos primos.
Nicole hoy también. Parece que su madre no va a querer acompañarla mucho
más tiempo en coche.
Pero, como
no podía faltar, ambos primos salen discutiendo.
-¿Y ella
quién es? – Me pregunta Gabi, mientras les esperamos.
-Nicole. Es
la prima de Liam.
-¿También
fue a pasar una temporada con Liam? – Pregunta.
-Ellos viven
juntos.
-¿Sin tiempo
determinado?
-Eso creo.
-¿Y por qué?
¿Por qué? Me
pregunto yo misma. Es cierto que creo conocer a Liam de toda la vida, pero
nunca he sido consciente de que de verdad, en el fondo, sigue siendo un
completo desconocido para mí.
Ni sé ni
entiendo por qué vive con su prima, y no con sus padres.
Me temo lo
peor, pero no soy tan valiente como para pensar algo tan cruel. Sacudo mi
cabeza e intento alejar todos esos pensamientos de mi cabeza.
-¡Hola! –
Exclama Liam.
Gabi le
sonríe y yo me fijo en Nicole. Debo de presentarla a mi prima.
-Nic, ella
es Gabi. Mi prima. – Musito.
-¡Hola,
Gabi! – Exclama Nicole. – Yo también soy la prima pesada de Liam.
-¿Pesada? –
Pregunta mi prima.
-Supongo que
será porque tardo dos horas y media en arreglarme por las mañanas, o quizás
porque cada vez que me tiño lo hago en su baño y dejo todo patas arriba.
Supongo que habrá un por qué de ese mote tan poco cariñoso. – Dice Nicole,
colocándose al lado de mi prima.
-Debe entenderlo.
¡El color de tu pelo es precioso! ¿Te tiñes tu sola? – Pregunta mi prima.
Ruedo los
ojos sobre sí y ladeo mi cabeza. Nic y Gabi empiezan a andar delante de mí y
de…
¡Liam!
Oh, Dios. Ni
siquiera me acordaba de todo lo que pasó ayer. Junto mis dientes y hago un
gesto de confusión con la cara.
-Parece que
han congeniado bien. – Me dice.
-Lo parece.
- Contesto.
-¿Al final
tu padre firmó la autorización? – Pregunta.
-Aun que
parezca increíble, lo hizo. Gabi me ayudó.
-Parece
simpática. – Afirma.
-Lo es.
-Tranquila,
para mí sigues siendo única.
Una patada
en mi estómago hace moverlo de sitio. Quizás se haya juntado con el hígado, o
directamente con los pulmones, porque me estaba quedando sin aliento.
Le miro de
reojo y está sonriendo, mientras me ofrece un leve golpecito en el brazo.
Le sonrío
irónicamente, y me aparece el momento perfecto para preguntarle algo que debía
haberle preguntado ayer.
-¿Por qué
diablos seguiste el royo a mi padre cuando dijo que éramos novios? – Pregunto.
El chico
frunce el ceño y me mira algo confuso. Tarda en contestar, y creo que es una de
las únicas veces que Payne no tiene argumentos.
-Pensé que
lo decía de broma… - Confiesa.
-No. No lo
dijo de broma. ¡Gabi se lo creyó!
-Perdóneme,
señorita. – Se disculpa, con una amplia sonrisa. – No lo volveré a hacer.
Le sonrío
inevitablemente. Aun que quiera parecer dura con él, me es inevitable. Solo con
mirarle de reojo y darme cuenta de que está sonriendo, me endulzo
completamente.
-Ayer hablé
con alguien. – Comenta.
-¿Ah, sí?
¿Con tu tía o con tu tío? – Bromeo.
-Es enserio,
_______. – Dice. – Hablé con Lilly.
Hace un par
de minutos, pensaba que Liam no tenía argumentos para contestar a mi
amenazadora cuestión.
Sin embargo,
ahora la que no tiene ni palabras, ni aliento, ni oxígeno para contestar a esa
tenebrosa afirmación, soy yo.
Porfavor continua rapido me estoy comiendo las uñas jajajaja escribes muy pero que muy bien, me gustaria que siguieses lo antes posible.TKM
ResponderEliminarque pase algo mas interesanteeeeee
ResponderEliminarpliiis
ohh diablos diablos
ResponderEliminarperdón por mi lenguaje pero de que hablaron, por dios no me dejes picada
ok soy un poco rara pero diablos tienes que seguirla pliss *w*
Ay Lilly!!! MIRA QUE ME CAE MAL ESA TIA EH!! ahahah como se ligue a Liam es q vamos.. hahaha Bonitos capitulos neni! <3
ResponderEliminarSeguillaaaaaaaaaaaaaaaa <3
ResponderEliminarDiios, tienes que seguirla en serio♡♡♡
ResponderEliminarSiguelaaaa *-*
ResponderEliminarHola tengo una pregunta :) Permites que adapten tu novela?
ResponderEliminarPD: Amo esta novela es una de las mejores :)