Nos
levantamos de nuestros asientos y nos colocamos de nuevo nuestros abrigos en el
cuerpo.
La mirada
constante que mantenemos de complicidad Liam y yo no se ha esfumado desde que
me vino a recoger a mi casa.
-¿Nos vamos?
– Me pregunta.
Asiento con
la cabeza y él me sonríe satisfecho por mi respuesta.
Caminamos
cautelosamente por el local, esquivando a las sillas ocupadas por personas con
sus respectivos pedidos.
-¿Qué harás
ahora? – Pregunta.
Doy una
vuelta sobre mis ojos sabiendo cual es la respuesta, pero sin quererla decir.
Sin embargo, mi mirada se queda quieta ante el cartel de encima de la puerta
del local.
Frunzo el
ceño e ignoro completamente la pregunta de Liam. Mis pasos ahora son más
rápidos y en un santiamén llego hacia mi objetivo.
-¿Qué haces?
– Me pregunta el chico.
Leo
atentamente lo que pone y me parece buena idea. Arranco un papel con dos
números de teléfono y lo doblo para guardarlo en el bolsillo.
-Simplemente
me quiero informar. – Contesto.
-¿Para
trabajar? ¿Aquí? – Me pregunta de nuevo, sorprendido.
Encojo mis
hombros y me doy cuenta de que él no tiene ni la menor idea de mi situación. A
veces se me olvida que tan solo le conozco de horas.
-Sí. Puedo
alternar trabajo y estudios. – Digo, por un momento, segura.
El chico
arquea sus dos cejas a la vez y yo me siento intimidada.
-Y, por
cierto. – Digo. – Ahora supongo que estudiaré un poco.
Abro la
puerta del local y paso delante de él. Nada más salir, veo a un grupo de gente
de mi edad, risueños. Quizás riéndose de alguna tontería que alguno de ellos ha
dicho. Sin embargo, la seguridad parece venir por las calles y apoderarse de mí
de una manera absolutamente absurda, como cuando la alegría corrió a proteger a
aquel niño que peleaba con su padre por el peluche.
Trago saliva
y pestañeo. Uno de ellos se me queda mirando y yo aparto la mirada. Me doy
cuenta de que he sido un poco descarada y siento la presencia de Liam cerca,
muy cerca de mí. Su olor me hace despertarme y sentir que está conmigo.
-¿Por qué no
te vienes conmigo? – Me pregunta.
-¿A dónde?
-Entreno a
niños pequeños.
Mi cara es
completa sorpresa.
-¿Eres
entrenador? – Pregunto.
Él crea una
media sonrisa y asiente con su cabeza. Parece que su pelo está hecho
perfectamente a su medida para que no se despeine ni un milímetro.
-Aún no me
puedo considerar eso. – Contesta. – Simplemente me gustan los niños y me gusta
el fútbol. El que lleva el equipo es un amigo íntimo de mi tía y me metió.
Asiento
satisfecha por su explicación y me parece buena idea. Comienzo a andar por las
baldosas de ese centro comercial y me doy cuenta de que Liam corre para llegar
a mi altura y no perder mi ritmo.
-Y, por si
acaso te lo has preguntado: No, no me pagan por ello. – Añade.
Sonrío
disimuladamente. En realidad, sí que lo había hecho.
Mientras
caminamos hacia mi casa, pienso algo: Parece como si algún ángel hubiera puesto
a Liam en mi camino, como si algo perfectamente consciente de que yo necesitaba
ayuda, hubiera sabido buscar a la persona perfecta para mí. Y lo consiguió.
Salimos a la
calle y el frío amenaza con atravesar los tejidos de nuestros abrigos. Ambos
nos cubrimos lo máximo posible el cuerpo y metemos automáticamente las manos en
los bolsillos.
-Y,
entonces, ¿Qué me dices? – Pregunta.
Le miro de
reojo mientras que mis dedos chocan. Estoy tiritando.
-Creo que
mejor otro día. – Contesto.
-¿Es acaso
por el frío?
-No. No. –
Niego rápidamente. – Ya te dije que iba a estudiar.
El chico
encoje sus hombros y, aun que no está muy satisfecho, decide no insistir más.
Caminamos
unos minutos más hasta que llegamos a la esquina de mi casa.
-Gracias por
acompañarme. – Le digo.
-Lo mismo
digo. – Contesta.
Ambos nos
sonreímos y yo me quiero morir cuando siento un extraño escalofrío en mi
cuerpo. Su sonrisa es preciosa.
-¿Puedo
hacerte una pregunta? – Vocaliza Liam.
Le miro y,
automáticamente, esa sensación se aparta, dejando paso al miedo y la inquietud.
-C-claro. –
Digo.
-¿En el
instituto siempre estás sola?
Giro mi
labio y miro hacia el suelo. El bolsillo de mi abrigo es el único objeto que
tengo para aferrarme. Lo cojo con rabia entre mis dedos e intento mantener la
calma. Trago saliva y, entre el frío, le miro.
-Sí. –
Musito, casi sin fuerza.
El gira el
labio y creo que se arrepiente de haberme hecho esa pregunta.
-Hasta
mañana. – Dice rápidamente.
Pestañeo y
me quedo asombrada. ¿Qué mosca le ha picado? ¿Por qué se despide tan rápido?
-A-adiós.
El chico se
da media vuelta, y desaparece.
Segundos
después, me doy media vuelta y emprendo camino hacia la pasarela de baldosas
anaranjadas, mientras que rebusco las llaves en mis bolsillos.
Llego al
número cuatro y meto las llaves en la cerradura.
-Ya estoy en
casa. – Digo.
Mi padre
sale disparado del salón y se aproxima a mí. Sus brazos me rodean rápidamente y
me mece con algo de simpatía.
-Papá, me
estás aplastando. – Digo.
-Quiero que
me cuentes todo.
Lucho con
sus brazos e intento buscar la salida de aquel abrazo obligado. Al fin, me
empujo con su torso y me deshago de él.
-¿Contarte
el qué? – Pregunto.
-Lo de ese
chico. ¿Logan? – Pregunta.
-Liam, papá.
-¡Eso! Liam.
Parece simpático.
Me quito los
zapatos y me dirijo al zapatero para dejarlos, mientras tengo detrás la
presencia insistente de mi padre.
-Lo es. –
Contesto.
-¿Y qué es?
¿Tu amigo?
-Ni siquiera
puedo llamarle amigo, papá. – Digo.
-¿Por qué?
Termino de
guardar los zapatos y me levanto para mirarle a los ojos. Los suyos son tan
maravillosos que demasiadas veces han sido los únicos que me han reconfortado.
-Porque solo
le conozco de horas.
-¡El amor no
tiene edad! – Exclama.
Frunzo el
ceño y le miro extrañada.
-¿Papá? –
Reclamo.
El sacude su
cabeza y, su sonrisa, automáticamente desaparece.
-Llevo toda
la tarde feliz, aun que parezca mentira. Jamás creí que felicidad y este día
podrían ser compatibles.
-¿Por qué? –
Pregunto.
-Ese chico
me dio tan buena sensación que pensé que… - Hace una pausa y sacude la cabeza. –
Olvídalo.
-¿Qué qué? –
Pregunto.
-Pensé que
podría ayudarte a superar esto.
Frunzo los
ojos y le miro con algo de rencor.
-Sabes que
esto puedo superarlo yo sola, papá. Así llevo todos estos años, sin ningún tipo
de ayuda.
El hombre
parece sentirse desanimado de nuevo. Cierro los ojos y me arrepiento. Tengo que
hacer algo para cambiar de tema de conversación, para no caer más en la miseria.
De repente
se me viene a la cabeza una idea. Meto la mano en mi bolsillo y saco el cacho
de papel doblado al exterior.
-Mira. – Le tiendo.
El hombre
levanta la mirada y lo mira pacientemente.
-¿Qué es? –
Pregunta.
-Es una
cafetería. “Time & Coffe” – Informo. – Necesitan a una camarera, y los
horarios se ajustan perfectamente a los míos.
-¡¿Qué?!
_____, ¿Estás loca? Tú no vas a trabajar con diecisiete años. No. No.
-Es la única
solución. No me causa ninguna molestia, papá. Estaré distraída y conoceré a
gente nueva, aparte aportaré algo de ayuda para pagar todos los gastos…
-No, ______.
-Papá, por
favor.
-No. Ni hablar.
-Me vendrá
bien. Quiero conocer a gente nueva. Salir de mi rutina.
El hombre
frunce el ceño y me mira, casi procesando la información y pensándose la
respuesta.
-Por favor. –
Insisto.
-Me parece
una completa locura…
-¡Vamos!
-¿De verdad
quieres? – Me pregunta.
Asiento
automáticamente con la cabeza.
-Estás loca…
Sonrío
cuando me doy cuenta de que, sí, es una completa locura, pero ayudaré a mi
padre, y eso es lo que realmente me importa.
Me abalanzo
sobre él y ambos nos invadimos en, ahora sí, un abrazo mutuo.
-Voy a la
ducha, papá. – Le digo.
Me retiro de
él y comienzo a subir peldaños hacia la planta de arriba.
-Por cierto.
– Exclama.
Me paro en
seco y le miro.
-Me llamó la
tía Alice. Quizás Gabriela venga a pasar unos días con nosotros. Ellos se van
de viaje de negocios y necesitan dejar con alguien a tu prima.
-Genial. –
Contesto.
El hombre me
envía una vaga sonrisa y continúo subiendo peldaños hasta la planta de arriba.
***
Atravieso
lentamente la pasarela como cada mañana. Aún me queda un camino que recorrer
hasta llegar a la estación del autobús, pero hoy voy más tarde que de costumbre.
Cuando lo
veo de lejos, el autobús está parado y la gente está montando. Me apresuro para
que me dé tiempo, y por los pelos, consigo meterme en el vehículo.
-Buenos días.
– Saludo, casi sofocada.
-Buenos
días. – Contesta amablemente el conductor.
Le enseño el
bono y subo las escaleras rápidamente para observar mi sitio.
De nuevo
Lilly y Carol se han apoderado de él. Y, como no, a metros de ellas, Harry.
Hoy lleva
una camiseta gris con un gorro verde que le cubre gran parte del pelo.
-¿Vas a
pasar? – Preguntan detrás de mí.
Miro hacia
atrás y veo que no hay nadie. El vehículo comienza a andar y veo la necesidad
de agarrarme a algo. Justo entonces, veo que la voz proviene de abajo, de
alguien con asiento.
Bajo la
mirada y veo que es Liam. Su sonrisa perfecta y su flequillo, hoy de nuevo,
impecablemente peinado.
-¿A dónde
quieres que pase? – Pregunto.
-Solo lo
decía porque te he estado guardando el sitio desde que me monté. Ellos ya
estaban ahí.
Su dedo
pulgar señala hacia atrás, sin embargo, él no mira hacia la dirección que
señala.
Mi boca
intenta vocalizar pero no encuentra contextos para hacerlo. Simplemente miro al
asiento y veo como Liam retira automáticamente su bandolera.
Me quito la
mochila y me siento.
Su olor no
tarda ni dos segundos a llegar a mi sentido del olfato. Me estremece. Huele
tan, tan, tan bien.
-¿Estudiaste
mucho anoche? – Me pregunta.
-Bueno,
algo. – Contesto.
El chico
sonríe y, sin querer, yo también lo hago. Me siento demasiado a gusto con él.
-¿Y tú? –
Pregunto. - ¿Pasaste mucho frío entrenando a los niños?
-No. –
Contesta rápidamente. – Me abrigo bastante. Además, no me dejan estarme quieto.
Minutos
después de esa pequeña conversación, llegamos a la puerta del instituto. El
autobús para y las puertas se abren. Styles se abre paso entre todos y sale
disparado, el primero.
-¿Qué mosca
le ha picado? – Me pregunta Liam.
Encojo mis
hombros mientras espero nuestro turno de abandonar el autobús.
Segundos
después de pisar el asfalto, una rubia de infarto viene corriendo, casi
sofocada, por el final de la calle. Su mano está arriba de su cabeza y la
sacude en dirección a nosotros.
Frunzo el
ceño y miro a Liam, que está pendiente de algo que yo no sé.
Escucho como
la rubia pronuncia el nombre de Liam, y cuando está algo más cerca, me doy
cuenta de que es la misma chica que ayer cogía Liam en el pasillo tan
cariñosamente.
Una estaca
parece clavarse en mi estómago cuando me doy cuenta de que seré víctima de una
típica escena cursi y romanticona.
-¡Liam! –
Exclama la chica.
Segundos
después, se encuentra a nuestro lado, algo encorvada y sujetándose con una de
sus manos en los brazos de Liam para retomar aire.
-Esto… Liam,
me voy a clase. – Digo, excusándome.
-No, no. –
Niega él. – Espérame.
Giro el
labio y no me queda más remedio que esperarle.
-¿Qué
quieres, Nicole? – Le pregunta.
-¿Por qué
diablos no me has esperado? Sabes que mi madre saca el coche todas las mañanas.
Nos puede traer. – Contesta la chica.
La miro más
de cerca y me doy cuenta de que es el prototipo de novia que todo chico desea
tener. Al menos físicamente. Y, si es novia de alguien como Liam, también deberá
tener una personalidad perfecta.
-Nic, sabes
que prefiero venir en autobús. Es más rápido. – Contesta Liam.
-¡Oh, Dios!
A veces eres insoportable. – Añade la chica.
Liam se ríe
y yo admiro cautelosamente todo desde mi perspectiva. Cuando me doy cuenta,
estoy frunciendo el ceño.
Los ojos de
la chica, tan azules y detallados por el maquillaje negro, me miran. Me
intimido y quiero esconderme bajo mi coraza de niña inocente y desapercibida.
-¿No me vas
a presentar? – Pregunta esa tal Nicole, en un tono un poco amenazador.
-¿Para qué
quieres conocer a mis amigas? – Contesta Liam, con otra pregunta.
Abro los ojos
y me sorprendo. No quiero ser ningún tipo de pelea típica de pareja. Espera,
espera. ¿Ha dicho amiga? ¿Enserio me considera ya amiga?
-Simplemente
me interesa saber por el ambiente que te mueves. – Contesta la chica.
-Bien. –
Dice Liam. – Ella es ______.
La chica me
mira de nuevo. Esta vez me revisa de arriba abajo y yo me siento intimidada.
Cuando llega a mis ojos, abre un poco la boca y deja aparecer en su rostro un
gesto de sorpresa.
-¡Vaya! –
Exclama. – Eres muy guapa.
Pestañeo
rápidamente y quiero dar abasto para entender y procesar bien lo que acabo de
escuchar. ¿Yo? ¿Guapa? ¿Desde cuándo?
-Yo soy Nicole.
– Dice ella. – La prima pesada de Liam.
Mis cejas se
arquean inconscientemente y me un alivio inmediato se aferra junto a todas esas
sensaciones nuevas a mi cuerpo. ¿Prima? ¿Sólo prima? ¿No es su novia?
Alguien me
golpea el hombro y yo me giro automáticamente. Observo unos ojos azules y un
pelo de color castaño.
-¿Interrumpimos
algo? – Pregunta.
Me doy
cuenta entonces de que es Lilly, y va acompañada de Carol.
-¿Qué
quieres? – La pregunto.
-Solo quiero
hablar. – Dice.
Arqueo una
ceja y asiento.
-Encantada. –
Me despido de Nicole.
-Igualmente.
– Me contesta ella.
Dejo a Liam
y a su prima. -¡Prima!- dialogando metros más atrás que a donde me dirijo yo,
entre Lilly y Carol.
Por alguna
absurda razón, acepto venir con ellas, pero su perseverancia me hace replantearme
si es de verdad lo que debo de hacer.
-Verás, Harry
nos pidió que mandásemos a alguien rápidamente para que le ayudase a hacer los
deberes, y, claro, confió en ti. – Me dice Lilly.
Arrugo el
entrecejo y las miro.
-Solo es un
segundo. Además, sabes lo caprichoso que es Harry y que querrá que de verdad le
ayudes… - Añade Carol.
-¿Y bien?
¿Aceptas? – Pregunta Lilly.
-S-sí.
Bueno. Vale. – Contesto yo.
-Estará esperándote
en clase. – Me informa Carol. – Y ve rápido. Corriendo.
Asiento con
la cabeza y me despego de ellas emprendiendo camino por el camino previo a la
entrada del instituto.
-¡Corriendo!
– Insiste Lilly.
Miro hacia
atrás y levanto los talones del suelo rápidamente. Mis piernas comienzan a
correr y mi mente sigue su ritmo. Subo apresuradamente las escaleras de la
entrada y abro la puerta. Está todo el pasillo habitado, más que de costumbre.
Sin embargo,
unos metros más para adelante, veo que un pie se interpone en mi camino y, sin
poder evitarlo por la falta de coordinación, mi pie se pone delante de él y mi
cuerpo cae. Choco contra el suelo y todo el mundo crea una carcajada general.
Cierro los
ojos y quiero que la tierra me trague. Escucho la puerta abrirse y, mientras
estoy tumbada boca abajo en el suelo sin saber qué hacer, veo pasar de refilón a
Lilly y Carol.
-Que ingenua
eres… - Murmura Lilly.
La miro de
reojo y veo que se envuelven en una carcajada con algo de maldad en ella.
Ahora miro
hacia el otro lado y encuentro a Harry con las manos puestas en el estómago.
Quizás se esté riendo porque él ha sido el cómplice y culpable de mi caída.
Mi mirada no
puede contener más odio, y cuando menos lo espero, Harry se agacha para ponerse
a mi lado. La gente se dispersa y me quedo prácticamente sola con él en medio
del pasillo.
-¿Y tu
amigo? – Pregunta.
Mis lágrimas
amenazan son salir disparadas, pero me contengo.
-¿Q-qué
amigo? – Pregunto, recuperándome y intentando reconfortarme yo sola.
-Tu amigo,
el nuevo. – Añade. – Liam.
Trago saliva
y le miro con odio.
-Tranquila,
solo te digo una cosa: Creo que eres demasiado lista, y por eso sé que Liam te importa lo suficiente como para arruinar
su reputación por hacerle compañía, ¿No crees? No seas egoísta y deje que se relacione
con personas que de verdad le ayudarán a ser alguien.
Su mano se
pone en mi hombro y me da un fuerte apretón. Me ahogo en un grito en mi
interior y le observo mientras se levanta y emprende camino hacia clase.
Sigo tendida
en el suelo y de verdad me replanteo lo que me acaba de decir Harry: ¿De verdad
le estaré haciendo tan bien a Liam y a su reputación como él me lo está
haciendo a mí? Sé la respuesta aun que quiera evitarla, y la única solución a
eso es alejarme de él.
Que bonito. Pff que digo? Perfecto *-* me encanta leerte ^^
ResponderEliminarQue hijas de sus madres la lilly y la carol.. y haroold no se queda corto ehh!! Y mira que le quiero pero.. esta siendo un asqueroso!!! Me enamora tu novela tia, y no me hagas caso pero hay partes que me recuerdan a crepusculo.. me estoy volviendo loca de tanto examen1!! Muchas gracias por todo peque PD: Liam<3Marta :)))
ResponderEliminarMe encantaa esta nove!!!!!!!!!!!!!!!!!! Seguila POR FAVOR D:
ResponderEliminarO muero lentamente... ah :3
Saludos! c: