lunes, 25 de noviembre de 2013

Capítulo 4.

Nos levantamos de nuestros asientos y nos colocamos de nuevo nuestros abrigos en el cuerpo.

La mirada constante que mantenemos de complicidad Liam y yo no se ha esfumado desde que me vino a recoger a mi casa.

-¿Nos vamos? – Me pregunta.

Asiento con la cabeza y él me sonríe satisfecho por mi respuesta.

Caminamos cautelosamente por el local, esquivando a las sillas ocupadas por personas con sus respectivos pedidos.

-¿Qué harás ahora? – Pregunta.

Doy una vuelta sobre mis ojos sabiendo cual es la respuesta, pero sin quererla decir. Sin embargo, mi mirada se queda quieta ante el cartel de encima de la puerta del local.

Frunzo el ceño e ignoro completamente la pregunta de Liam. Mis pasos ahora son más rápidos y en un santiamén llego hacia mi objetivo.

-¿Qué haces? – Me pregunta el chico.

Leo atentamente lo que pone y me parece buena idea. Arranco un papel con dos números de teléfono y lo doblo para guardarlo en el bolsillo.

-Simplemente me quiero informar. – Contesto.
-¿Para trabajar? ¿Aquí? – Me pregunta de nuevo, sorprendido.

Encojo mis hombros y me doy cuenta de que él no tiene ni la menor idea de mi situación. A veces se me olvida que tan solo le conozco de horas.

-Sí. Puedo alternar trabajo y estudios. – Digo, por un momento, segura.

El chico arquea sus dos cejas a la vez y yo me siento intimidada.

-Y, por cierto. – Digo. – Ahora supongo que estudiaré un poco.

Abro la puerta del local y paso delante de él. Nada más salir, veo a un grupo de gente de mi edad, risueños. Quizás riéndose de alguna tontería que alguno de ellos ha dicho. Sin embargo, la seguridad parece venir por las calles y apoderarse de mí de una manera absolutamente absurda, como cuando la alegría corrió a proteger a aquel niño que peleaba con su padre por el peluche.

Trago saliva y pestañeo. Uno de ellos se me queda mirando y yo aparto la mirada. Me doy cuenta de que he sido un poco descarada y siento la presencia de Liam cerca, muy cerca de mí. Su olor me hace despertarme y sentir que está conmigo.

-¿Por qué no te vienes conmigo? – Me pregunta.
-¿A dónde?
-Entreno a niños pequeños.

Mi cara es completa sorpresa.

-¿Eres entrenador? – Pregunto.

Él crea una media sonrisa y asiente con su cabeza. Parece que su pelo está hecho perfectamente a su medida para que no se despeine ni un milímetro. 

-Aún no me puedo considerar eso. – Contesta. – Simplemente me gustan los niños y me gusta el fútbol. El que lleva el equipo es un amigo íntimo de mi tía y me metió.

Asiento satisfecha por su explicación y me parece buena idea. Comienzo a andar por las baldosas de ese centro comercial y me doy cuenta de que Liam corre para llegar a mi altura y no perder mi ritmo.

-Y, por si acaso te lo has preguntado: No, no me pagan por ello. – Añade.

Sonrío disimuladamente. En realidad, sí que lo había hecho.

Mientras caminamos hacia mi casa, pienso algo: Parece como si algún ángel hubiera puesto a Liam en mi camino, como si algo perfectamente consciente de que yo necesitaba ayuda, hubiera sabido buscar a la persona perfecta para mí. Y lo consiguió.

Salimos a la calle y el frío amenaza con atravesar los tejidos de nuestros abrigos. Ambos nos cubrimos lo máximo posible el cuerpo y metemos automáticamente las manos en los bolsillos.

-Y, entonces, ¿Qué me dices? – Pregunta.

Le miro de reojo mientras que mis dedos chocan. Estoy tiritando.

-Creo que mejor otro día. – Contesto.
-¿Es acaso por el frío?
-No. No. – Niego rápidamente. – Ya te dije que iba a estudiar.

El chico encoje sus hombros y, aun que no está muy satisfecho, decide no insistir más.

Caminamos unos minutos más hasta que llegamos a la esquina de mi casa.

-Gracias por acompañarme. – Le digo.
-Lo mismo digo. – Contesta.

Ambos nos sonreímos y yo me quiero morir cuando siento un extraño escalofrío en mi cuerpo. Su sonrisa es preciosa.

-¿Puedo hacerte una pregunta? – Vocaliza Liam.

Le miro y, automáticamente, esa sensación se aparta, dejando paso al miedo y la inquietud.

-C-claro. – Digo.
-¿En el instituto siempre estás sola?

Giro mi labio y miro hacia el suelo. El bolsillo de mi abrigo es el único objeto que tengo para aferrarme. Lo cojo con rabia entre mis dedos e intento mantener la calma. Trago saliva y, entre el frío, le miro.

-Sí. – Musito, casi sin fuerza.

El gira el labio y creo que se arrepiente de haberme hecho esa pregunta.

-Hasta mañana. – Dice rápidamente.

Pestañeo y me quedo asombrada. ¿Qué mosca le ha picado? ¿Por qué se despide tan rápido?

-A-adiós.

El chico se da media vuelta, y desaparece.

Segundos después, me doy media vuelta y emprendo camino hacia la pasarela de baldosas anaranjadas, mientras que rebusco las llaves en mis bolsillos.

Llego al número cuatro y meto las llaves en la cerradura.

-Ya estoy en casa. – Digo.

Mi padre sale disparado del salón y se aproxima a mí. Sus brazos me rodean rápidamente y me mece con algo de simpatía.

-Papá, me estás aplastando. – Digo.
-Quiero que me cuentes todo.

Lucho con sus brazos e intento buscar la salida de aquel abrazo obligado. Al fin, me empujo con su torso y me deshago de él.

-¿Contarte el qué? – Pregunto.
-Lo de ese chico. ¿Logan? – Pregunta.
-Liam, papá.
-¡Eso! Liam. Parece simpático.

Me quito los zapatos y me dirijo al zapatero para dejarlos, mientras tengo detrás la presencia insistente de mi padre.

-Lo es. – Contesto.
-¿Y qué es? ¿Tu amigo?
-Ni siquiera puedo llamarle amigo, papá. – Digo.
-¿Por qué?

Termino de guardar los zapatos y me levanto para mirarle a los ojos. Los suyos son tan maravillosos que demasiadas veces han sido los únicos que me han reconfortado.

-Porque solo le conozco de horas.
-¡El amor no tiene edad! – Exclama.

Frunzo el ceño y le miro extrañada.

-¿Papá? – Reclamo.

El sacude su cabeza y, su sonrisa, automáticamente desaparece.

-Llevo toda la tarde feliz, aun que parezca mentira. Jamás creí que felicidad y este día podrían ser compatibles.
-¿Por qué? – Pregunto.
-Ese chico me dio tan buena sensación que pensé que… - Hace una pausa y sacude la cabeza. – Olvídalo.
-¿Qué qué? – Pregunto.
-Pensé que podría ayudarte a superar esto.

Frunzo los ojos y le miro con algo de rencor.

-Sabes que esto puedo superarlo yo sola, papá. Así llevo todos estos años, sin ningún tipo de ayuda.

El hombre parece sentirse desanimado de nuevo. Cierro los ojos y me arrepiento. Tengo que hacer algo para cambiar de tema de conversación, para no caer más en la miseria.

De repente se me viene a la cabeza una idea. Meto la mano en mi bolsillo y saco el cacho de papel doblado al exterior.

-Mira. – Le tiendo.

El hombre levanta la mirada y lo mira pacientemente.

-¿Qué es? – Pregunta.
-Es una cafetería. “Time & Coffe” – Informo. – Necesitan a una camarera, y los horarios se ajustan perfectamente a los míos.
-¡¿Qué?! _____, ¿Estás loca? Tú no vas a trabajar con diecisiete años. No. No.
-Es la única solución. No me causa ninguna molestia, papá. Estaré distraída y conoceré a gente nueva, aparte aportaré algo de ayuda para pagar todos los gastos…
-No, ______.
-Papá, por favor.
-No. Ni hablar.
-Me vendrá bien. Quiero conocer a gente nueva. Salir de mi rutina.

El hombre frunce el ceño y me mira, casi procesando la información y pensándose la respuesta.

-Por favor. – Insisto.
-Me parece una completa locura…
-¡Vamos!
-¿De verdad quieres? – Me pregunta.

Asiento automáticamente con la cabeza.

-Estás loca…

Sonrío cuando me doy cuenta de que, sí, es una completa locura, pero ayudaré a mi padre, y eso es lo que realmente me importa.

Me abalanzo sobre él y ambos nos invadimos en, ahora sí, un abrazo mutuo.

-Voy a la ducha, papá. – Le digo.

Me retiro de él y comienzo a subir peldaños hacia la planta de arriba.

-Por cierto. – Exclama.

Me paro en seco y le miro.

-Me llamó la tía Alice. Quizás Gabriela venga a pasar unos días con nosotros. Ellos se van de viaje de negocios y necesitan dejar con alguien a tu prima.
-Genial. – Contesto.

El hombre me envía una vaga sonrisa y continúo subiendo peldaños hasta la planta de arriba.

***

Atravieso lentamente la pasarela como cada mañana. Aún me queda un camino que recorrer hasta llegar a la estación del autobús, pero hoy voy más tarde que de costumbre.

Cuando lo veo de lejos, el autobús está parado y la gente está montando. Me apresuro para que me dé tiempo, y por los pelos, consigo meterme en el vehículo.

-Buenos días. – Saludo, casi sofocada.
-Buenos días. – Contesta amablemente el conductor.

Le enseño el bono y subo las escaleras rápidamente para observar mi sitio.

De nuevo Lilly y Carol se han apoderado de él. Y, como no, a metros de ellas, Harry.

Hoy lleva una camiseta gris con un gorro verde que le cubre gran parte del pelo.

-¿Vas a pasar? – Preguntan detrás de mí.

Miro hacia atrás y veo que no hay nadie. El vehículo comienza a andar y veo la necesidad de agarrarme a algo. Justo entonces, veo que la voz proviene de abajo, de alguien con asiento.

Bajo la mirada y veo que es Liam. Su sonrisa perfecta y su flequillo, hoy de nuevo, impecablemente peinado.

-¿A dónde quieres que pase? – Pregunto.
-Solo lo decía porque te he estado guardando el sitio desde que me monté. Ellos ya estaban ahí.

Su dedo pulgar señala hacia atrás, sin embargo, él no mira hacia la dirección que señala.

Mi boca intenta vocalizar pero no encuentra contextos para hacerlo. Simplemente miro al asiento y veo como Liam retira automáticamente su bandolera.

Me quito la mochila y me siento.

Su olor no tarda ni dos segundos a llegar a mi sentido del olfato. Me estremece. Huele tan, tan, tan bien.

-¿Estudiaste mucho anoche? – Me pregunta.
-Bueno, algo. – Contesto.

El chico sonríe y, sin querer, yo también lo hago. Me siento demasiado a gusto con él.

-¿Y tú? – Pregunto. - ¿Pasaste mucho frío entrenando a los niños?
-No. – Contesta rápidamente. – Me abrigo bastante. Además, no me dejan estarme quieto.

Minutos después de esa pequeña conversación, llegamos a la puerta del instituto. El autobús para y las puertas se abren. Styles se abre paso entre todos y sale disparado, el primero.

-¿Qué mosca le ha picado? – Me pregunta Liam.

Encojo mis hombros mientras espero nuestro turno de abandonar el autobús.

Segundos después de pisar el asfalto, una rubia de infarto viene corriendo, casi sofocada, por el final de la calle. Su mano está arriba de su cabeza y la sacude en dirección a nosotros.

Frunzo el ceño y miro a Liam, que está pendiente de algo que yo no sé.

Escucho como la rubia pronuncia el nombre de Liam, y cuando está algo más cerca, me doy cuenta de que es la misma chica que ayer cogía Liam en el pasillo tan cariñosamente.

Una estaca parece clavarse en mi estómago cuando me doy cuenta de que seré víctima de una típica escena cursi y romanticona.

-¡Liam! – Exclama la chica.

Segundos después, se encuentra a nuestro lado, algo encorvada y sujetándose con una de sus manos en los brazos de Liam para retomar aire.

-Esto… Liam, me voy a clase. – Digo, excusándome.
-No, no. – Niega él. – Espérame.

Giro el labio y no me queda más remedio que esperarle.

-¿Qué quieres, Nicole? – Le pregunta.
-¿Por qué diablos no me has esperado? Sabes que mi madre saca el coche todas las mañanas. Nos puede traer. – Contesta la chica.

La miro más de cerca y me doy cuenta de que es el prototipo de novia que todo chico desea tener. Al menos físicamente. Y, si es novia de alguien como Liam, también deberá tener una personalidad perfecta.

-Nic, sabes que prefiero venir en autobús. Es más rápido. – Contesta Liam.
-¡Oh, Dios! A veces eres insoportable. – Añade la chica.

Liam se ríe y yo admiro cautelosamente todo desde mi perspectiva. Cuando me doy cuenta, estoy frunciendo el ceño.

Los ojos de la chica, tan azules y detallados por el maquillaje negro, me miran. Me intimido y quiero esconderme bajo mi coraza de niña inocente y desapercibida.

-¿No me vas a presentar? – Pregunta esa tal Nicole, en un tono un poco amenazador.
-¿Para qué quieres conocer a mis amigas? – Contesta Liam, con otra pregunta.

Abro los ojos y me sorprendo. No quiero ser ningún tipo de pelea típica de pareja. Espera, espera. ¿Ha dicho amiga? ¿Enserio me considera ya amiga?

-Simplemente me interesa saber por el ambiente que te mueves. – Contesta la chica.
-Bien. – Dice Liam. – Ella es ______.

La chica me mira de nuevo. Esta vez me revisa de arriba abajo y yo me siento intimidada. Cuando llega a mis ojos, abre un poco la boca y deja aparecer en su rostro un gesto de sorpresa.

-¡Vaya! – Exclama. – Eres muy guapa.

Pestañeo rápidamente y quiero dar abasto para entender y procesar bien lo que acabo de escuchar. ¿Yo? ¿Guapa? ¿Desde cuándo?

-Yo soy Nicole. – Dice ella. – La prima pesada de Liam.

Mis cejas se arquean inconscientemente y me un alivio inmediato se aferra junto a todas esas sensaciones nuevas a mi cuerpo. ¿Prima? ¿Sólo prima? ¿No es su novia?

Alguien me golpea el hombro y yo me giro automáticamente. Observo unos ojos azules y un pelo de color castaño.

-¿Interrumpimos algo? – Pregunta.

Me doy cuenta entonces de que es Lilly, y va acompañada de Carol.

-¿Qué quieres? – La pregunto.
-Solo quiero hablar. – Dice.

Arqueo una ceja y asiento.

-Encantada. – Me despido de Nicole.
-Igualmente.  – Me contesta ella.

Dejo a Liam y a su prima. -¡Prima!- dialogando metros más atrás que a donde me dirijo yo, entre Lilly y Carol.

Por alguna absurda razón, acepto venir con ellas, pero su perseverancia me hace replantearme si es de verdad lo que debo de hacer.

-Verás, Harry nos pidió que mandásemos a alguien rápidamente para que le ayudase a hacer los deberes, y, claro, confió en ti. – Me dice Lilly.

Arrugo el entrecejo y las miro.

-Solo es un segundo. Además, sabes lo caprichoso que es Harry y que querrá que de verdad le ayudes… - Añade Carol.
-¿Y bien? ¿Aceptas? – Pregunta Lilly.
-S-sí. Bueno. Vale. – Contesto yo.
-Estará esperándote en clase. – Me informa Carol. – Y ve rápido. Corriendo.

Asiento con la cabeza y me despego de ellas emprendiendo camino por el camino previo a la entrada del instituto.

-¡Corriendo! – Insiste Lilly.

Miro hacia atrás y levanto los talones del suelo rápidamente. Mis piernas comienzan a correr y mi mente sigue su ritmo. Subo apresuradamente las escaleras de la entrada y abro la puerta. Está todo el pasillo habitado, más que de costumbre.

Sin embargo, unos metros más para adelante, veo que un pie se interpone en mi camino y, sin poder evitarlo por la falta de coordinación, mi pie se pone delante de él y mi cuerpo cae. Choco contra el suelo y todo el mundo crea una carcajada general.

Cierro los ojos y quiero que la tierra me trague. Escucho la puerta abrirse y, mientras estoy tumbada boca abajo en el suelo sin saber qué hacer, veo pasar de refilón a Lilly y Carol.

-Que ingenua eres… - Murmura Lilly.

La miro de reojo y veo que se envuelven en una carcajada con algo de maldad en ella.

Ahora miro hacia el otro lado y encuentro a Harry con las manos puestas en el estómago. Quizás se esté riendo porque él ha sido el cómplice y culpable de mi caída.

Mi mirada no puede contener más odio, y cuando menos lo espero, Harry se agacha para ponerse a mi lado. La gente se dispersa y me quedo prácticamente sola con él en medio del pasillo.

-¿Y tu amigo? – Pregunta.

Mis lágrimas amenazan son salir disparadas, pero me contengo.

-¿Q-qué amigo? – Pregunto, recuperándome y intentando reconfortarme yo sola.
-Tu amigo, el nuevo. – Añade. – Liam.

Trago saliva y le miro con odio.

-Tranquila, solo te digo una cosa: Creo que eres demasiado lista, y por eso sé que Liam te importa lo suficiente como para arruinar su reputación por hacerle compañía, ¿No crees? No seas egoísta y deje que se relacione con personas que de verdad le ayudarán a ser alguien.

Su mano se pone en mi hombro y me da un fuerte apretón. Me ahogo en un grito en mi interior y le observo mientras se levanta y emprende camino hacia clase.


Sigo tendida en el suelo y de verdad me replanteo lo que me acaba de decir Harry: ¿De verdad le estaré haciendo tan bien a Liam y a su reputación como él me lo está haciendo a mí? Sé la respuesta aun que quiera evitarla, y la única solución a eso es alejarme de él.


3 comentarios:

  1. Que bonito. Pff que digo? Perfecto *-* me encanta leerte ^^

    ResponderEliminar
  2. Que hijas de sus madres la lilly y la carol.. y haroold no se queda corto ehh!! Y mira que le quiero pero.. esta siendo un asqueroso!!! Me enamora tu novela tia, y no me hagas caso pero hay partes que me recuerdan a crepusculo.. me estoy volviendo loca de tanto examen1!! Muchas gracias por todo peque PD: Liam<3Marta :)))

    ResponderEliminar
  3. Me encantaa esta nove!!!!!!!!!!!!!!!!!! Seguila POR FAVOR D:
    O muero lentamente... ah :3

    Saludos! c:

    ResponderEliminar