¡Hola amores!
Bueno, pues aquí empieza una nueva novela, la quinta. Aún no sé si de verdad dará buenos resultados, me arriesgo a escribir una novela sin un argumento estructurado, pero quien no arriesga no gana, ¿No?. Sé que he tardado mucho tiempo en escribir esto, pero he estado pensando muchísimo por como comenzar esta novela, y he tenido que decidir entre dos principios, y aquí está el que creo que será más original.
De nuevo os diré que será una novela con algo de misterio, los dos protagonistas tendrán cosas que se irán descubriendo a lo largo de la novela y lo único que quiero añadir es que espero que no os parezca una novela "común" pues espero que no lo sea, porque aun que al principio pueda parecerlo, no lo será. Por favor, no juzguéis la novela por el principio, estoy segura de que os sorprenderán muchas de las cosas que tengo en mente, y sé que "Broken" no será la típica novela donde la "nerd" es salvada por el chico perfecto. No. Tengo pensadas muchas cosas con las que espero no defraudaros. Sabéis que me encanta ser original y dar los propios toques personales, y eso intentaré hacer siempre.
Bueno, pues aquí empieza una nueva novela, la quinta. Aún no sé si de verdad dará buenos resultados, me arriesgo a escribir una novela sin un argumento estructurado, pero quien no arriesga no gana, ¿No?. Sé que he tardado mucho tiempo en escribir esto, pero he estado pensando muchísimo por como comenzar esta novela, y he tenido que decidir entre dos principios, y aquí está el que creo que será más original.
De nuevo os diré que será una novela con algo de misterio, los dos protagonistas tendrán cosas que se irán descubriendo a lo largo de la novela y lo único que quiero añadir es que espero que no os parezca una novela "común" pues espero que no lo sea, porque aun que al principio pueda parecerlo, no lo será. Por favor, no juzguéis la novela por el principio, estoy segura de que os sorprenderán muchas de las cosas que tengo en mente, y sé que "Broken" no será la típica novela donde la "nerd" es salvada por el chico perfecto. No. Tengo pensadas muchas cosas con las que espero no defraudaros. Sabéis que me encanta ser original y dar los propios toques personales, y eso intentaré hacer siempre.
Lo único que puedo pediros ahora es que disfrutéis de esta nueva novela que espero que sea tan genial como las demás.
¡Liam Payne, llegó tu turno!
Capítulo 1.
Salgo de mi casa atravesando las baldosas anaranjadas que decoran el camino hasta llegar al final de la pequeña pasarela llena de adosados.
El frío se
mete de lleno en mi cuerpo, que aun que está cubierto por un gran y gordo
abrigo, no lo cubre del todo.
Miro hacia
la esquina donde esperan las mismas personas de siempre, en un día tan oscuro
como hoy.
Meto las dos
manos en los bolsillos de mi abrigo y miro para la izquierda y la derecha. Me
dispongo a ir hacia la estación de autobuses.
Paseo entre
mis dejados y desganados pasos por las calles en las que no se escucha ningún
ruido más alto que el ladrido de algún perro.
Las
solitarias calles cubiertas todavía con la dulce y casi muerta niebla de la
mañana, continúan dando pie a un día como el que me espera.
Me doy
cuenta que ella me diría que tendría que mantener las fuerzas, pero no me puedo
pedir algo así a mí misma un día como hoy, en el que, aparte de mis
sentimientos en colores grises y negros, también lo está el día.
Solo camino
y miro a los pies de una recaída persona que se anda sin ánimos de encontrar
nada más que un simple físico al que destrozan y martirizan a diario. Yo
principalmente.
La agonía
aún no se ha ido y la autoestima aún sigue bajo tierra. Quizás tres o cuatro
pisos más abajo.
Respiro.
Creo que las lágrimas se han secado en mi interior. Ninguna amenaza con salir
esta mañana.
En ese mismo
instante en el que sigo andando para llegar a la estación de autobuses, escucho
una risa de un niño que se mete de lleno en mis oídos.
Miro y veo a
un precioso niño rubio con ojos azules, el cual se engancha a la pierna de su
padre deseoso de algo. Quizás del peluche que lleve el hombre en la mano.
Esa época en
la que eres niño no te das cuenta de los problemas a los que te enfrentarás más
tarde.
Tampoco te
das cuenta de que la alegría te rodea como si te fuese a proteger siempre. Y
hay gente que dice que incluso creces, y yo siempre he pensado que eso es algo
relativo.
Puedes
crecer de altura, pero no como persona. Estoy segura de que el chico de rizos
de mi clase estaría de acuerdo conmigo en este punto.
Sonrío por
primera vez desde que me levanté al ver que el padre por fin le da el peluche y
el niño lo abraza enternecido.
De nuevo la
alegría viene por las calles a toda velocidad y le rodea creándole una burbuja
de protección que le durará al menos unos tres o cuatro años más.
Sonrío y me
doy cuenta de que ya he llegado a la estación de autobuses.
Ni dos
minutos tarda en estar el vehículo en la estación, y ni dos segundos tardo yo
en, en cuanto se abren las puertas, subir.
Le enseño
bono al conductor que me saluda con un amable y seco gesto con la cabeza, como
todas las mañanas.
Llego a mi
asiento y veo que está ocupado. Frunzo el ceño cuando veo que quien lo ocupa es
Emily Hudson, más conocida como Lilly.
Es castaña,
con el pelo extremadamente largo. Sus ojos son pequeños y azules, maquillados a
la perfección con unos coloretes que marcan sus pómulos y resaltan sus
facciones casi siempre. Su cuerpo es detallado con perfectas curvas. Popular, extrovertida, segura de sí misma y consiguiendo todo lo que quiere.
Todo. Incluso hundirme y hacerme sentir como una porquería, más de lo que ya sé
que soy.
-Este
asiento es mío. – Digo, casi temblorosa.
-¿Ah, sí? –
Contesta Lilly
Gruño por
dentro y quiero matarla.
-Aquí
siempre me siento yo. – Contesto.
-Bueno, hoy
estoy yo. – Dice.
Miro a su
izquierda y allí esta Caroline Blair; Carol. La sonora sonrisa de la chica al
comentario tan idiota de su amiga me hace intimidarme.
Carol es la
mejor amiga de Lilly. Castaña con el pelo por el pecho, sonrisa perfecta, cara
redonda, ojos color miel. Algo extrovertida, sonriente, abierta, inteligente y
algo popular. Los únicos defectos que tiene es que es algo idiota, y siempre se
deja llevar por lo que digan Lilly o los de su grupo.
-Hey,
_______. Quítate de ahí.
La voz de un
chico detrás de mí hace sentirme más pequeña. Miro hacia donde viene la voz y
veo que es Harry. Harry Styles.
Rebelde
empedernido. Castaño con media melena y repleto de rizos. Ojos verdes y
hoyuelos en los mofletes. Engreído, chulo, egocéntrico y con una sonrisa
perfecta. Es el deseo de todas las chicas del instituto. Incluso, ¿Para qué
mentirnos? Para mí también es el chico perfecto. Pero, ¿Qué diablos? Es algo
absolutamente absurdo, dado que sí, efectivamente. Para todos soy el punto de
mira, pero no exactamente el punto de mira que a todos les gustaría ser.
¿Quizás la nerd? No, no creo que tengan un mote para alguien tan insignificante
en sus vidas como lo puedo llegar a ser yo.
Me retiro un
poco hacia atrás y observo como mira embelesado a Lilly.
Suspiro y me
doy por vencida. Mi asiento hoy lo he perdido.
¿Por qué?
¿Eh? ¿Por qué diablos tienen que ser así conmigo?
Sí, vale.
Soy una auténtica mierda. Todo el mundo lo dice. Soy la típica marginada sin
amigos que no sabe aconsejar, porque nunca lo ha hecho. La típica persona que
cualquier mujer de sesenta años describiría como callada, tímida y reservada.
Pero yo me calificaría como repugnante, insegura y estúpida. Aparte de imbécil,
inútil, idiota y toda esa retahíla de adjetivos que podría usar para describir
a alguien que se encarga de dar vida a mi cuerpo.
Respiro y me
doy cuenta de que estoy apretando los puños casi cortándome la circulación.
Estos
pensamientos cada día me destruyen más. Los odio. Me odio.
Contengo las
lágrimas y me auto convenzo de que ahí no debo explotar a llorar. Styles se
retuerce en su asiento de risa mientras que Lilly y Carol chocan satisfechas de
haberme hundido ya mi mísero día.
Sigo de pie
en medio del vehículo y, ante su mirada atenta, pulso el botón de la barra y espero
a que pare en la próxima estación y, en cuanto lo hace, corro para bajarme del vehículo
lo antes posible, no sin antes escuchar algunas críticas pésimas más sobre mí de esos tres.
Salgo por la
puerta del medio del autobús y, cuando bajo, empiezo a andar. La estación es
la más cercana al parque donde siempre vengo a escribir.
Las lágrimas
empiezan a salir de mis ojos y más cuando recuerdo su sonrisa perfecta y el día
que es.
Su cabello
dorado y perfectamente rizado desplazándosele hacia atrás mientras ella corre
en la orilla de la playa, sabiendo que la estamos viendo, y nos estamos
enamorando cada vez un poco más de su mirada llena de vida…
Me clavo
cuchillos yo sola. Soy un asco.
Tras cinco
minutos andando a toda velocidad, llego a uno de los bancos de enfrente del
lago. Hay poca gente ya que es temprano. Solo están los de mantenimiento y
algún que otro anciano.
Los patos
revolotean en el agua mientras yo veo todo borroso por las lágrimas. “Esto ha
sido un ataque light para lo que hacen otras veces” Me digo. Y es verdad. Pero
hoy todo me parecerá el doble de exagerado. Hoy todo será el doble peor.
Sigo sentada
en un extremo del banco, rodeando con mis brazos la mochila y abrazando a lo
único material que tengo para consolarme, como siempre, sola.
La angustia
e impotencia de no poder cambiar quien soy crece, y no para.
Siento como
una presencia se acerca a mí y se sienta en el otro extremo del banco. No
quiero mirarle para no ser cotilla y meto la cabeza detrás de la mochila para
quitarme todo el campo de visión posible.
-¿Te
molesto? – Me preguntan.
Frunzo el
ceño sin que me vea. Parece una voz masculina algo ronca y grave. Las lágrimas
parecen calmarse, pero no dejan de salir.
Segundos
después y tras darme cuenta de que no tiene intención de irse, levanto la
mirada y veo a un chico que espera una respuesta. Delgado y con una sudadera
negra junto a unos vaqueros oscuros. Su gesto parece inocente y sus pequeños
ojos no muestran maldad. Trago saliva cuando sigo describiéndolo en mi mente. Su
flequillo está peinado hacia el lado y cae por su frente. Los pómulos parecen
más grandes por el gesto que mantiene. Sus labios están rosados y son finos y
suaves. Parecen estar cuidados a la perfección. La sonrisa continua que había
mostrado desde que le vi parece confirmarlo. Quizás su edad ronde la mía, pero no estoy segura.
De nuevo
bajo deprisa la mirada, y la devuelvo al suelo.
-Quizás
querrías estar sola, no te veo del todo bien. – Me dice ahora.
Frunzo más
el ceño y opto por retirarme con cuidado de la mochila para subir la vista y,
disimuladamente, mirar de reojo a la persona que está intentando ser amable
conmigo.
El chico sigue
teniendo el mismo gesto que cuando le he mirado y me sorprende. Aún tiene la
sonrisa en el rostro.
-¿Quieres un
clínex? – Me pregunta.
Pestañeo
unas cuantas veces y las lágrimas ya no salen. ¿Me está hablando un adolescente
de mi edad educadamente? Es algo que debo de escribir en el libro de sorpresas.
-N-no.
Gracias. – Consigo decir.
Encoge sus
hombros y me revisa de arriba abajo.
-Bien. –
Concluye.
Sigo
pestañeando y sacudo mi cabeza. ¿Quién diablos es y qué está tratando de hacer?
Veo que
disimuladamente, se hace un hueco en el banco y se sienta en el otro extremo,
algo alejado de mí.
-¿De dónde
has salido? – Pregunto.
-Estaba en
el mismo autobús que tú.
-¿Estabas en
el autobús? – Replico, culpable de no haberme dado cuenta.
-Sí. – Dice.
– Estaba. Ya no.
Volteo mis
ojos y asiento a la evidencia que acaba de decir. Sonríe al ver mi reacción y
me doy cuenta de que estoy pensando que es precioso. En realidad es precioso.
Aun que no me ha mirado desde que le estoy mirando, es precioso.
-¿Venías
aquí? – Pregunto de nuevo.
-No ahora
mismo.
-¿Vienes
aquí?
-Alguna que otra
vez desde que me mudé. Me parece un sitio de la ciudad interesante para pensar.
– Me dice, mirando al frente.
¡Vaya! Ese
chico parece hablar con propiedad. Por un momento me distrae.
Un enorme
silencio nos rodea ahora. Un punzón se clava en mi interior y de nuevo las
lágrimas crean un surco de agua en mis ojos.
-Son unos
idiotas. – Murmura, mirando todavía recto. – Se creen que humillando a gente
son mejores, y no. Son unos ridículos.
Abro mis
ojos casi un centímetro más de mi tamaño real.
-¿Eh? –
Replico.
-He
escuchado todo lo del autobús y lo he mirado pacientemente. Te he visto
afectada y no podía dejarte sola.
Mi cara no
puede evitar hacer un gesto extraño. Jamás alguien había sido tan generoso
conmigo, y menos un desconocido.
-Bueno… Pues…
Gracias. Pero tranquilo, estoy bien. – Miento.
-Sí, típico.
El chico se
quita la bandolera de los hombros y la pone encima de sus rodillas. La abre y
saca una bolsa de plástico con un nudo en las asas. Le miro concentrada y, por
otro momento, mis lágrimas se secan.
Lo único que
me extraña es que me está ofreciendo ayuda, pero aún casi no me ha mirado.
-Estás bien
mientras lloras. – Añade.
Ahora
deshace las asas y saca un trozo de pan, el cual sujeta con la mano y va
deshaciendo migas para tirárselo a las palomas. Me sorprendo al ver que eso es
lo que lleva en su mochila. Qué chico tan raro.
-Era ironía.
– Dice. Y, por primera vez, me mira sonriendo.
Pestañeo
unas cuantas veces de nuevo y me limpio con la palma de la mano el rostro.
-Sí, estoy
bien. – Digo, casi balbuceando.
El chico
sonríe sin mostrar sus dientes y yo observo como el corro de palomas cada vez
es más grande alrededor de los cachitos de pan que les acaba de tirar.
-¿Eso es lo
que llevas en tu mochila? – Pregunto.
El chico me
mira y, después, mira a la bolsa.
-¿Esto? –
Pregunta.
Asiento y
sonríe. Parece que ya me ha mirado tres veces y no se ha asustado.
-Te dije que
venía a veces. Tenía pensado venir después de clase, pero creo que mi visita se
ha adelantado por una buena causa.
-¿Por qué viniste? - Pregunto, curiosa.
-Te vi mal.
-¿Vas detrás de todas las personas que ves mal?
-Te vi mal.
-¿Vas detrás de todas las personas que ves mal?
-¿Por qué
iba a hacerlo? – Pregunta sorprendido.
-Has venido
detrás de mí.
-Tú necesitabas
ayuda.
-Estoy bien.
-No, no lo
estás.
Me callo y
él saca otro trozo de la bolsa para echárselo a las demás palomas.
-Mírate,
estás destrozada. – Añade.
-Tengo mis
razones.
-Puedes
contármelas.
-No creo que
te interesen.
-Confía en
mí.
-Eres un
desconocido, ni siquiera sé cómo te llamas, no esperes que porque hayas bajado
detrás de mí porque supuestamente te he dado “pena” te vaya a confesar por qué
estoy así. Tampoco creo que te incumba.
El chico de
nuevo ata la bolsa y la guarda, con una pequeña sonrisa, sin yo entender muy
bien por qué.
Después de lo brusca y cortante que he sido – sin querer. –
debería de estar serio y yéndose de mi lado.
-No sueles
hacerlo normalmente, ¿no? – Pregunta.
Le miro
extrañada y él, de nuevo y por cuarta vez, me mira.
-¿El qué? –
Pregunto.
-Eso de
hablar con la gente.
Este chico
me está empezando a asustar. ¿Por qué sabe tanto de mí si ni siquiera sabe cómo
me llamo?
-¿Qué más te
da?
-Está bien.
Si quieres hacemos una cosa. No me digas cómo te llamas, ni yo te diré como me
llamo. Así cualquier cosa que me cuentes quedará en el anonimato, yo no sabré
quién eres ni tú quien soy yo. No se lo contaré a nadie.
Le miro y me
sorprendo. Está definitivamente loco si piensa que le voy a contar algo.
-¿Y bien? –
Replica.
-No. – Me
niego.
Parece
desilusionado con mi respuesta.
-Oh, vamos.
No creo que nos volvamos a ver nunca más. – Dice el chico.
-No quiero
contarte mis problemas.
-¿Es por
ellos?
-No.
-¿Tus notas?
-No.
-¿La clase?
-No…
-¿Tú?
-¡No…!
-¿Alguna
fobia o miedo?
Resoplo y le
miro mientras que le noto pensativo. Parece no rendirse.
-Tampoco…
-¿Algún
examen sin preparar?
-¡Que no! –
Exclamo.
El chico
pestañea fuertemente y se asusta ante mi intimidante grito. Las palomas que
disfrutaban hambrientas de su desayuno, salen volando en cuanto mis cuerdas
vocales vibran.
El chico
intenta hablar pero no sabe qué decir. Le he intimidado incluso asustado.
¡Mierda…! Baja su mirada al suelo y se siente culpable.
-Hoy es el
cumpleaños de mi madre. – Digo.
El chico
sube la mirada del suelo y me mira por quinta vez. Sin embargo, ahora soy yo la que quita
rápidamente la mirada y, mientras entrelazo mis dos manos, miro al suelo.
-Felicítala
entonces. – Me contesta.
-No puedo. –
Digo enseguida. Cortante y fría. - No. No puedo.
-¿Por qué?
Le miro y
veo como su cara, aun que sea del todo detallado, muestra el gesto de una
sonrisa.
-No puedo. –
Concreto.
Él entiende
que no quiero dar más información y asiente.
Me pongo de
pie y cargo la mochila en mis hombros.
-¿Te vas? –
Me pregunta.
-Sí. Debo ir
a clase.
-Creo que a
primera hora ya no llegarás.
-Ni tú
tampoco.
-Bueno, hoy
no tenía primera hora. Me dijeron que fuese a la segunda. Solo iba al instituto
a estudiar a la biblioteca. En ellas me concentro mejor.
Me
sorprendo. Ese chico parece responsable.
-Ah.
-¿Irás en
autobús? – Pregunta.
-No me queda
otra.
-Bien. Yo me
quedaré aquí dando una vuelta.
Encojo mis
hombros al no entender por qué ese chico me está dando tantas explicaciones.
-Genial. –
Digo.
-Pareces simpática.
Me sorprendo
y él lo nota. Creo que es la primera vez, aparte de los familiares, que me
dicen que soy -que parezco- simpática.
-G-gracias.
Él sonríe y
se levanta.
-¿Dónde vas?
– Pregunto.
-Te
acompañaré al bus.
-¿No te ibas
a quedar dando una vuelta?
-Daré mi vuelta acompañándote al bus.
Encojo mis
hombros y asiento. No puedo negarme y veo que el chico mete sus manos en los
bolsillos y comienza a andar a mi lado.
-No son de
tu tipo. – Comenta, mientras caminamos.
Le miro de
refilón y me doy cuenta de que me saca cinco o seis centímetros.
Un fuerte
viento me atrae a mí misma una fragancia peculiar. Una mezcla entre limpio y
dulce me invade. No dudo que él es quien lo desprende.
-¿Quién no
son de mi tipo? – Pregunto, desconcertada.
-Esos tres
del bus. Los que te han quitado el sitio.
-Ah. -
Encojo mis hombros. – No.
-Me pareces
una chica muy humilde.
Me quedo
helada y los dos caminamos mientras miramos nuestros pies. Estoy sorprendida.
-¿Humilde? –
Pregunto mirándole algo sorprendida.
-Sí, bueno.
Una sensación.
-No sé. –
Contesto, encogiendo los hombros de nuevo. – Nunca me han dicho nada de eso.
-Bueno,
entonces seré yo la primera persona que te lo diga.
-Gracias. - Agradecí.
El chico sonrió débilmente al suelo y no pude evitar mirarle.
-Mi tío siempre me dice que si quieres dejar a una persona por los suelos, la mejor táctica es usar un buen léxico con un ingenio y una picardía adecuada. Y, créeme, es verdad. - Me dice.
El chico sonrió débilmente al suelo y no pude evitar mirarle.
-Mi tío siempre me dice que si quieres dejar a una persona por los suelos, la mejor táctica es usar un buen léxico con un ingenio y una picardía adecuada. Y, créeme, es verdad. - Me dice.
¿Un consejo? Quizás podría tomarlo como tal.
Ambos sonreímos y, en el resto del camino, no compartimos ninguna especie de información más. Simplemente me acompaña hasta la estación de autobuses, y llegamos en el momento justo, porque al final de la calle ya aparece el vehículo.
Ambos sonreímos y, en el resto del camino, no compartimos ninguna especie de información más. Simplemente me acompaña hasta la estación de autobuses, y llegamos en el momento justo, porque al final de la calle ya aparece el vehículo.
-Gracias. –
Digo.
-No hay de
qué. – Contesta.
Le sonrío
con un gesto de amabilidad y él me imita.
-No me has
dicho cómo te llamas. – Digo.
-Te dije que
sería anónimo.
-No te he
contado nada para que corra peligro. Puedes decírmelo.
El autobús
aparca enfrente de nosotros y abre las puertas. Dejo salir a la gente y
mientras le sigo mirando.
Segundos
después, me subo a las escaleras y le miro mientras las demás personas paga. Veo que su boca vocaliza su nombre, en el
justo momento en el que el autobusero cierra la puerta. No lo escucho.
Frunzo el
ceño y él me ve. Mierda.
-Señorita,
por favor. Tenemos que irnos. – Me dice el hombre.
-Sí,
disculpe.
Le tiendo el
bono y él me deja pasar. Subo las escaleras del autobús y veo por el cristal
que el chico continúa ahí parado, mirando hacia el interior, buscándome. Y al
fin me encuentra.
Me sonríe y
el autobús se pone en marcha. Le despido con la mano y él me imita.
Era la
primera persona que había decidido escucharme, que había decidido ayudarme. Y
ni siquiera sabía cómo se llamaba.
Sin palabras. Ya por la quinta fanfic. Muerome. Esto promete. Segurísimo que va a ser preciosa, increible, que nos va a hacer tener momentos y sentimientos únicos, que solo tú los puedes producir en nosotras. Me ha enamorado ya el primer capítulo, y estoy segura de que disfrutaré cada capítulo como este.
ResponderEliminarY bueno, aparte de todo esto, que siempre digo, que me encantas, que me enamoras, etc. Pues hoy, tengo que decir otra cosa, muy importante, por cierto. Esta cosa que tengo que decir necesito que la lean TODAS LAS NERRYS. Os cuento:
NERRYS. COMO YA SABRÉIS, FALTAN 5 DÍAS PARA EL GRAN DÍA, 5 DÍAS PARA EL 18 DE NOVIEMBRE, JUSTO ESE DÍA, HACE UN AÑO QUE NUESTRA ÍDOLA, LA PERFECCIÓN PERSONIFICADA, NEREA, EMPEZÓ A ESCRIBIR EL MARAVILLOSO PRIMER CAPÍTULO DE APPEARED, EL PRIMER CAPÍTULO DE UNA HISTORIA QUE HA CAMBIADO NUESTRAS VIDAS Y LA DE NERE, AHORA SOMOS UN FANDOM, UN GRAN FANDOM QUE PUEDE SEGUIR CRECIENDO Y CRECIENDO. NO SÉ SI OS ENTERASTEÍS DE LA PROPUESTA, COMO EL 18 DE NOVIEMBRE ES LUNES, PENSÉ EN QUE POR NEREA, PODRÍAMOS HACER UN TT EN TWITTER CON EL HT #OneYearWithNerea, AL PRINCIPIO QUERÍA QUE FUERA UNA SORPRESA PARA NERE, PERO ME DÍ CUENTA DE QUE ERA IMPOSIBLE QUE NO SE DIERA CUENTA, ASÍ QUE GRACIAS A QUE DA IGUAL QUE SE ENTERE Y LO VEA, PUEDO PEDIROS AYUDA POR AQUÍ, NECESITO QUE EL 17 DE NOVIEMBRE QUE ES DOMINGO, Y ESPERO QUE PODAÍS Y NO ESTEÍS OCUPADAS, TWITTEÍS CON ESE HT COMO SI FUERAÍS UN DISCO RAYADO, POR FAVOR. Y LAS QUE NO TENGAÍS TWITTER, HACEROSLO (SI PODEÍS) O PEDIR AYUDA A GENTE QUE CONOZCAÍS, NO SÉ. YO LE HE PEDIDO AYUDA A TODOOOS MIS AMIGOS. Y VOY TWITTEAR SIN PARAR PARA QUE LA GENTE NOS AYUDE. TENEMOS QUE CONSEGUIRLO. QUE NOSOTRAS PODEMOS. ¡¡¡POR NEREA!!!
BESOTES DE NERRY PARA TODAS LAS NERRYS Y PARA NEREA.
OS QUIERO<3333
Hey!! Me caes muy bien!! Adoro tu idea, en serio me parece increible y muy original.. yo tambien soy nerry!! So.. voy a twittear como una loca por Nerea, porque se lo merece. Sigueme, soy @MartaRL_27 :) Besos
EliminarAy, muerome. Te conozco, cielo. Leo todos tus comentarios, eres un amor, de verdad.
Eliminarlo primero decirte que este primer capitulo me ha parecido brillante, bonito, magnifico y sobre todo perfecto. Me ha encantado.
ResponderEliminarEspero que te haya salido mu bien ese examen. Sigue cuando puedas y recuperate jaja :)
Bsss preciosa
alñskdhksñfhalkhfalhf...Me va a dar un Heart attack Seguila me encanto Soy nueva
ResponderEliminarlectora :3 pero eh leiido tus otras Novela y estan de Infarto........
Solo queria feelicitarte y que sigas con tu Nove BESOSxx ♥
AY AY AY AY AY AY!! Vale nerea, seguro que haces milagros, TRAÉME A LIAM AL BANCO QUE HAY DEBAJO DE MI CASA!! Hey vamos! ahah Jo te agradezco mucho lo que has hecho por mi, es cierto que he estado esperando mucho timepo este momento, esta novela, pero como se suele decir, lo bueno se hace esperar no?? Pues Liam es igual, la forma en que lo describes, es él. Estate segura de que esta novela se quedará muy grabada en mi mente, gracias
ResponderEliminar