domingo, 29 de diciembre de 2013

Capítulo 7.

-¿En casa? – Pregunto desde el pasillito.

Liam se gira y me mira con el ceño fruncido.

-¿Qué diablos haces aún ahí? – Pregunta. – Vamos, pasa.

Sigo con mis pasos cortos hasta llegar al interior de la casa, y, en cuanto cruzo la puerta, me estremezco.

El olor de Liam me invade, pero no el suyo, sino el de su hogar. ¡Maldita sea! Esto no será fácil de controlar. Ahora todo huele a él, y más intensamente.

El chico se quita su chaqueta y la cuelga en el perchero que se encuentra en el medio del pequeño hall.

En frente de mí se encuentra una puerta cerrada, la que supongo que será el salón. A la izquierda de esta puerta, están las escaleras, a la derecha, un espejo con un mueble, el que está al lado del perchero en el que se encuentra Liam. A la derecha de Liam, de nuevo una ventana, pero ahora con cortinas. Mas a la derecha, me encuentro yo estupefacta, mientras continuó haciendo el análisis al hall.

A mi izquierda una cocina, de la cual solo puedo ver que cerca de la puerta, se encuentra el frigorífico. Al lado de la cocina, una puerta completamente marrón, quizás sea un baño. Y, por último, a la derecha del “baño” unas escaleras que bajan a otra puerta marrón. Quizás sea la despensa.

-¿Te vas a quitar la chaqueta? – Me pregunta Liam.

Me sobresalto y agito mi cabeza para escuchar lo que me dice.

-Eh… bueno… yo…

¡¿Cómo ha sido capaz de traerme a su casa?! ¡A su casa!

-Está bien, quédatela puesta. – Me dice. – Si tienes calor, ya sabes dónde está el perchero.

Liam deja las llaves en el mueble del espejo, y, segundos después, se acerca a las escaleras y las comienza a subir.

-Vamos. – Me apresura.

Comienzo a andar hacia los azulejos blanquecinos que decoran las escaleras. Él las sube de dos en dos, yo las subo cuidadosamente.

Al subirlas, nos encontramos con un pequeño pasillo cuadrado con una alfombra en casi todo el suelo. Hay cuatro puertas, pero Liam se decide a entrar en la segunda empezando por mi izquierda.

Toma el pomo y la abre.

-¡Tenemos visita! – Exclama mientras se adentra más en la habitación.

Frunzo el ceño y veo como me mira y me dice que vaya con un gesto de la mano.

-Luego te llamo Claire. – Vocaliza una voz femenina.

Entro en la habitación y todos los muebles son en decoraciones rosas. Una cama con unos cuatro muebles encima, un escritorio en color rosa chicle con la silla a juego, una estantería con bastantes cosas y por último, un espejo que decora casi toda la pared que sobra. La pintura también es rosa.

-¡Liam! – Exclama. - ¿Por qué diablos no llamas antes de entrar?

No puedo ver de quién se trata porque el cuerpo de Liam me tapa. ¿Acaso tiene una hermana? No me ha comentado nada.

-¡Tachán! – Exclama Liam.

Se retira de delante de mí y se pone a mi lado, señalándome con sus dos brazos.

¡La chica es Nicole! Está sentada en su cama que está pegada a la pared, con edredón blanco y rosa y con muchos peluches y cojines.

-¡Oh! ¡________! – Exclama.

Automáticamente se pone de pie y se apresura a mí. Me da dos besos rápidos en las mejillas y continúa mirándome.

-¿Cómo estás? ¿Estás mejor? Espero de veras que sí. – Dice.
-S-sí. – Balbuceo. – Gracias.

No entiendo absolutamente nada.

-¿Y tus padres? – Pregunta Liam, el cual está jugando con algo que ha encontrado en la estantería de Nicole.
-¡Idiota! – Exclama la chica.

Acude rápidamente a él y le quita con lo que está jugando.

-Te he dicho mil veces que no quiero que toques mis cosas, y tan solo llevas aquí una semana.

Liam le da un toquecito en la nariz y la sonríe.

-No te enfades, Nic. Sabes que eres mi prima favorita. – Añade.
-Y tú deberías estar nominado a mejor mentiroso del año. – Contesta Nicole.
-Quién sabe, quizás inaugure algún día esa categoría en algunos premios.

Nicole resopla y coloca en la estantería lo que ha arrebatado a Liam.

-¿Y tus padres? – Vuelve a preguntar Liam.
-Salieron a comer, ¿recuerdas? Es su aniversario.
-Oh, mierda. Encima de que me dan casa, no me acuerdo de su aniversario.

Me río por lo bajo. Esta conversación es realmente entretenida.

Nicole pone los ojos en blanco y se pone a mi lado.

-¿Te apetece comer algo? – Pregunta.
-No, no. Gracias. – Digo.
-Claro que quiere. – Dice Liam poniéndose a mi lado.

Niego con la cabeza y él me mira de modo acusador.

-Vamos a la cocina. – Sugiere Nicole.

Los tres bajamos en fila india por las escaleras de azulejo blanquecino. El olor me desquicia cada segundo más, pero trato de controlarlo.

Pasamos a la cocina y al fin puedo analizarla. Creo que Liam tenía razón en eso de que era muy calculadora. 

Los muebles son en tonos blancos y azules, pero aún así, está bien administrada. La ventana está en frente de la puerta, y me doy cuenta de que es la de la fachada.

Una mesa está en la pared izquierda. Liam se sienta en el taburete más cercano a la ventana y yo me siento a su lado.

Nicole abre el frigorífico y examina con la mirada lo que hay.

-Mamá nos ha hecho macarrones. – Dice. – Conociéndola seguro que ha hecho de sobra. Habrá para ti también, ______.
-Gracias. - Digo.

Liam coge el mando de la televisión y empieza a hacer zapping. Yo observo todo cautelosamente.

-Y como no, aún no están descongelados. – Se queja Nicole. – Tendremos que esperar un rato más.

Frunzo el ceño y miro al grifo. ¿Acaso no sabrán…?

-Pon el táper debajo del fregadero, con agua fría se descongela. – Digo.
-¿Enserio? – Exclama la chica, sorprendida.

Asiento con la cabeza y ella se acerca al fregadero. Pone el táper debajo y abre el grifo.

Para nuestra sorpresa, el agua sale disparada a su cara, demasiado fuerte. Parece que el grifo se ha estropeado y no hay forma de pararla.

Liam se levanta rápidamente y pone las manos para intentar frenar el sorprendente chorro de agua que acaba de empapar a Nicole.

¡Maldita sea! Ha sido por mi culpa, yo no debí de dar esa idea.

-¡Oh, Dios mío! – Exclama Nicole.

Mi cara es completo miedo mientras miro la escena.

-L-lo siento… - Me disculpo.

Liam continúa haciendo fuerza para que el agua se frene, pero no sirve de nada.

Me levanto y me pongo a su lado, no tarda ni dos segundos en empaparme a mi también.

Ahora estamos los tres empapados, y no solo nosotros, sino que el suelo de la cocina se está encharcando.

Nicole se acerca a la manilla del grifo y la baja, pero no sirve de nada. El agua sigue saliendo y cada vez más fuerte.

La chica sube y baja la manilla tres veces más, pero el grifo no se para. ¡Oh, Dios mío! Quiero desaparecer. 

-¡Joder! – Exclama Liam.

Le miro. Bajo la mirada hasta el grifo y le vuelvo a mirar desorientada. ¿Se está riendo? ¡¿Enserio se está riendo en una situación así?!

-¡_____! – Exclama, casi gritando por el extremo ruido que hace el grifo. – Creo que te debo una disculpa.

Le vuelvo a mirar perdida.

-¿Por qué? – Contesto en su mismo tono.
-Creo que al final sí te va a hacer falta llevar el gorro en este lugar.

Los tres rompemos en una intensa carcajada y por un momento, se nos olvida que el grifo sigue incontrolado.

Pero a mí no solo se me olvida eso, sino también se me olvida el resto del mundo. Sigo con esa sensación de comodidad, sin miedo alguno. Puedo ser yo misma y no pasa nada. Puedo llamarme ______ Miller que ellos no se van a extrañar.

-Está bien chicos. – Exclama Nicole. – A la de tres corremos y ponemos las seis manos encima del grifo, ¿De acuerdo?

Liam y yo asentimos con la cabeza.

-Una. Dos y… ¡Tres!

Los tres nos disparamos y, sin haberlo practicado, nos compenetramos para poner las seis manos encima del grifo ordenadamente.

-¡Uf! – Exclama Liam cuando parece que todo está controlado.
-¡Genial! – Exclama Nicole.

Yo sonrío tímidamente y miro a todo mí alrededor.

-Ahora que ya está controlado, tenemos que pensar en cómo cerrarlo. – Dice Liam.
-¡Ya sé! – Exclama Nicole. – En el mueble de debajo hay una llave que cierra el agua.
-¿Ah, sí? – Pregunta Liam.

El chico quita rápidamente las manos del grifo y, de nuevo, el chorro viene tan fuerte como puede a las caras de Nicole y mía. Las dos peleamos contra el agua pero no había nada que hacer.

-¡Joder, Liam! – Le regaña Nicole. – Tenías que avisarnos.

Me invado en una carcajada, mientras el agua no para de llover en mi cara.

-¡Vamos! ¡Párala! – Ordena Nicole.
-¡Espera! – Exclama Liam. - ¡No la encuentro!
-Detrás de los productos de limpieza.
-¡La veo! - Grita el chico.

Segundos después, el agua cesa poco a poco, hasta cerrarse.

Los tres suspiramos y nos quedamos tranquilos. 

-¡Por fin! – Exclama Nicole, recogiéndose el pelo empapado con las manos.
-¿A quién debéis un agradecimiento? - Pregunta Liam.
-A ti desde luego que no. – Contesta Nicole.
-Perdona primita, pero esto se ha solucionado gracias a mí. Si alguna de vosotras no debería de agradecerme nada, sería ______.

Frunzo el ceño y le miro. Su cara está empapada pero sigue estando guapísimo.

-¡¿Yo?! – Exclamo.
-Pensarás que estamos locos…

Sonrío y niego con la cabeza.

-No, no. – Digo. – Ha sido mi culpa por decir que con el grifo…
-No. – Me interrumpe Nicole. – En todo caso sería culpa de mis padres por no llamar al fontanero. Las cosas se rompen. ¡Y yo mira como estoy! – Exclama.

Toda la pintura está manchando su cara de negro y su pelo perfectamente rizado ahora está hecho un desastre. Parece estar disfrazada para halloween. ¿Cómo estaré yo? La verdad, eso, ahora mismo, me da igual.

-Iré a cambiarme y a bajarle algo de ropa a ______. – Añade la chica. – Y tú, Liam, deberías empezar a fregar el suelo. Tenemos que recoger todo este desastre.

Nicole desaparece de la cocina y Liam me mira. Ambos estamos sonrientes y la mirada de complicidad la compartimos.

-Tienes una sonrisa muy bonita, _______. – Dice Liam.
-¿Y-yo? – Pregunto.
-Sí, tú.
-Vaya… Gracias.
-Y, ¿Sabes? Si hace falta romper todos los días un grifo y armar todo esto para verte sonreír, no dudes que lo haré. – Me dice.
-¿Cómo? – Replico. - ¿Has roto tú el grifo?

El chico se enrolla en una divertida carcajada y va detrás de la puerta de la cocina, donde se encuentra la fregona.

-¡Mierda! Me pillaste. – Dice. – Pero no le digas a tu padre que pasé por aquí antes de ir a tu casa a recogerte. Y menos que rompí el grifo; Ahora, tú fregarás el suelo, mientras yo pasaré la bayeta por la encimera.

Acto seguido, me saca un cubo de fregona.

Mi gesto no puede ser otro que de sorpresa. ¿Ha armado todo esto para verme sonreír? ¿Ha roto un grifo, calculando todo lo que pasaría simplemente para hacerme reír?

Ahora era cuando de verdad me replanteo una seria pregunta. ¿De verdad merece la pena dejar escapar a la única persona que, en dos días, ha hecho más por mí que cientos de personas en años?


Tendré que tener serias discusiones con Harry, pero no. No dejaré que Liam se vaya de mi lado.

5 comentarios:

  1. aaaaaaaa que fuerte, que fuerte!!!!!!!!!! No me puedo creer que sea asi de romantico ayayayay. Todos estos dias que no has subido a merecido la pena la espera, dos capitulos aaaaaa han sido perfectos jaja. No te entretengo mas, un beso.

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  2. *o* Siiguela pronto me ahh encantado gracias por avisarme estos 2 capitulos an estado Estupendos.....WOW no tengo palabras para describirlo laskhfksdhfvjckbsv...
    Me a encantado la parte del grifo :3 Besos xx

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  3. wooooow me encanta me encantea me encanta me encanta siguela pronto porfas!!!!!! que me muera de la intriga !! ............ de alguna manera siento cancion encaja perfecto con esta novela http://www.youtube.com/watch?v=jSoBvrSVH64

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  4. Hooola:) nos encantan todas tus novelas!!!! ;D
    Sigueenos en twitter que te queremos preguntar algo por md:
    @Nuri_Styles08
    @Martita_VB
    Nos encanta tu forma de escribiir, siguee asi y haz otra de Harry *_* ajjajajaja
    Pone Angel627 por un error, que no podemos cambiarlo jejejjeje , un besito:3

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  5. Ten por seguro que yo no le dejaría escapar, por nada del mundo. Perfecto capitulo peque, estoy encantada!! Mil gracias :)))

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